El amor que necesito

Destacado

Después de más de un año de no darme el tiempo de escribir, regreso rápidamente para expresar un breve pensamiento.

Se está acercando esa fecha tan romántica y llena de expectativas; el 14 de febrero, el gran día del amor y la amistad. Y creo que siempre hay dos bandos: los que aman y se desviven por los detalles y el romance; y el otro lado que le es indiferente, lo odia o piensa que es «pura mercadotecnia» o simplemente alguien que ha decidido no gustarle por el dolor o sueños no cumplidos que puede representar.

Sin importar en qué bando estés, podemos vivir este un día (o una vida) cargando con la frustración por las expectativas no cumplidas o sueños pendientes; que por no suceder empezamos a creer mentiras de nosotros mismos; sin darnos cuenta empezamos a abrazar y a vivir con una idea equivocada y un futuro sin esperanza y sin sueños.

¿Será que soy tan difícil de amar? ¿Será que si fuera otra persona si sería más romántica/o conmigo? ¿Y si realmente no hay nadie para mí? ¿Qué está mal conmigo? … Así un sinfín de ideas, que tal vez para algunos puedan leerlo y sonar muy dramático, que es «too much» pero la verdad, creo que esta batalla es real y la vivimos más personas de las que nos imaginamos.

Ahora bien,  ¿Por qué escribo todo esto? Porque en la mañana vino a mi mente muy fuerte este pensamiento:

Eres amada, suelta aquello que no puedes cargar y permíteme mostrarte mi amor.

¿Sabes? Dios sabía que yo estaba cargando y poniendo expectativas en el lugar incorrecto, en las personas incorrectas y no, no me refiero a que es culpa de las personas; me refiero a nadie jamás podrá llenar aquello que SÓLO DIOS PUEDE LLENAR y mientras yo no suelte y redirija mi mirada y mi corazón a Él, podría pasarme todos los 14 de febreros o toda la vida frustrada y amargada por todo lo que creo que «me merezco», sueño y quiero.

Existe un amor perfecto, un amor que sana heridas, que borra mentiras y trae verdad, que llena de paz de fuerzas y de esperanza; un amor que dice que no hay nada que puedas hacer para que te ame más y no hay error tan grande que pueda hacer que te ame menos. Ese amor lo encuentras en Jesús.

Así que el día de hoy sólo quiero invitarte a examinar tu corazón, a ordenar tus ideas y sobre todo, SOLTAR ESE PESO PARA LA QUE NO FUISTE CREADO PARA CARGAR. Entrégaselo a tu Padre Celestial, y permítele llenarte de ese amor tan especial que te permitirá vivir una vida plena, abundante y llena de sueños nuevos.

Y claro, en una de esas, podrás encontrar a esa persona que sueñas a tu lado; o ser pleno con el amor de tu vida; pero esta vez será tomando de la mano a Dios, quien ya te llenó, ya te sanó y te entrega este sueño de vivir amando sin cargas ni dolor.

El canto al amor

El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso. Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad. Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor nunca muere.

1 Corintios 13:4-8

QUIERO «EMBRACILAR» A MI BEBÉ

Destacado

Este mes mi bebé cumplió apenas 5 meses de vida y yo 14 meses de ser mamá (considerando el embarazo); y ha sido toooda una aventura loca y hermosa; pero si algo puedo decir es que con la noticia de mi bebé lo siguiente en llegar fueron los CONSEJOS y OPINIONES y la mayoría de las veces fueron no pedidos, llegan gratis y con promoción jaja.

No se crean, agradezco la buena intención, quiero ser sabia y poder tomar lo bueno para aplicarlo en mi vida, pero hay cosas que simplemente necesito hacer que me resbalen, que entren por un oído y salgan por el otro, que mi mente sea como teflón y uno de los comentarios favoritos y que más me puede frustrar es el siguiente:

“VAS A EMBRACILAR A TU BEBÉ”

“YA SE TE EMBRACILÓ”

“Déjala que llore tantito, lo vas a embracilar”.

Dejemos esta idea aquí.

Ahora, alguna vez escuché que la relación que tienes con tu padre tiene MUCHO que ver con la manera en la que vez a Dios. Esa frase retumbó en mi cabeza por meses, miles de preguntas venían a mí mente. ¿Cómo veo a mi papá? ¿Cómo es mi relación con él? ¿Siento que me ama? ¿Confío en él? ¿Siento que me protege? ¿Tuve un padre ausente?  ¿Acudo a él ante un problema? ¿Es un padre justo? ¿A mi padre le importa como estoy? ¿A mi papá le importan los detalles? ¿Qué pasaba cuando me equivocaba? ¿Le tenía miedo a mi padre? Si necesitaba algo, ¿Podía acudir a él? O ¿Consideraba que estaba muy ocupado para mí? Miles de preguntas más.

Si unimos un poco los puntos, entenderás porqué QUIERO “EMBRACILAR” a mi bebé.  Y aunque a veces pudiera ser cansado, sé que con sólo cargarla voy a poder decirle sin palabras lo esencial.

Sí, quiero que mi hija sepa que si llora, voy a estar junto a ella para abrazarla, amarla y contenerla.

Sí, quiero que mi hija sepa que si me necesita, estaré para ella, para guiarla y cuidarla.

Sí, quiero que mi hija sepa que si levanta los brazos, tendrá a alguien que ve por ella.

Sí, quiero embracilar a mi hija.

Hija, eres amada inmensamente, pero nos gana alguien, el creador del cielo y de la tierra.

Hija, puedes confiar en nosotros, tu papá y yo guardamos tu corazón, pero fallamos; el que no falla es tu Padre celestial; en el puedes depositar TODA tu confianza.

Hija, nosotros haremos todo lo que está en nuestras manos para cuidarte y protegerte; pero Dios va un paso delante tuyo y protege cada paso que das; puedes descansar en Él.

Hija, tu papá y yo buscaremos siempre tiempos de calidad en familia; pero si algún día faltamos; Dios está contigo 24/7. Nunca estarás sola. Él es todo lo que necesitas.

Hija, puedes equivocarte, estaremos para animarte y guiarte en el camino; pero faltaran nuestras palabras de aliento, Dios te perdona, te sana y te da esperanza para un nuevo comienzo; llénate de Sus fuerzas.

Hija, tu papá y yo no somos perfectos, aunque queremos serlo para ti; Dios nos dará sabiduría pero aún si erramos, tienes que saber que Dios, te ama y es un Dios amoroso y justo.

Hija, podría continuar la lista, en donde recalcaría que tu papá y yo haremos siempre lo mejor de nosotros y daremos todo por ti; pero no pararía de redirigir tu mirada al más importante, a tu Padre celestial.

Hija, nuestro padre celestial nos ama inagotablemente, nos protege, le importa cada detalle de nuestra vida, siempre nos espera con los brazos abiertos, sin importar nuestros errores; no le tengas miedo, no tengas pena de acercarte a Él; Él nos guía, Él nos sostiene, nos da esperanza; sana nuestro pasado, sana nuestras heridas y nos da un futuro más grande y maravilloso del que podemos imaginar.

Así para que con la misma seguridad yo puedo alzar los brazos al cielo sabiendo que Dios me abraza, me sostiene y me llena de fuerzas y amor inagotable quisiera que mi bebé algún día pueda hacerlo también.

*

*La buena noticia es que si tu has fallado como papá, o si fallaron contigo; no hay herida que Dios no pueda sanar; no hay vacío que Dios no pueda llenar y no hay futuro que Dios no pueda mejorar.

*

*Aclaro que claro que tengo que trabajar, limpiar, cocinar y todo, lo demás pero al final del día, prefiero que los platos esperen los platos que mi bebé. Que cuando esté mi bebé sepa que estaré para ella.

Aquí te dejo un artículo que me pareció MUY interesante:

https://www.cuerpomente.com/blogs/ramon-soler/efectos-metodo-estivill-indefension-aprendida_1965?fbclid=IwAR1L5lC09cAKLK1zFAAFhleBGmvp_1W9pbkUFpH722BQ7DYT88PYARERUKU

¿TE SIENTES AMADO?

Destacado

En estos días de cuarentena y COVID, en los que todo cambia pero al mismo tiempo todos los días parecen ser iguales, es muy fácil acostumbrarnos a las personas con las que «nos tocó» encerrarnos. Ya sean tus papás y hermanos, tus hijos, tu roomie o como en mi caso, con mi esposo.

Puede ser que te haya pasado como a nosotros, que pasamos por todas las etapas, la etapa de cocinar postres diario, etapa fit, etapa de Netflix, y así sucesivamente fuimos pasando por todas hasta que ya se nos acabaron las etapas pero nada más la cuarentena no se acababa (y sigue). Pero algo curioso que nos pasó fue que nos acostumbramos a la cuarentena pero también nos acostumbramos igual a nuestra presencia, peeero ahora sin estar presentes. Nos acostumbramos a estar en el mismo espacio pero nos familiarizamos tanto que siendo sinceros terminamos descuidándonos uno al otro. WHAT? PERO ¿CÓMO? Debería ser al revés ¿no? Si estás con esa persona todos los días, todo el tiempo. Pues exactamente por lo mismo, sin darnos cuenta normalizamos el privilegio de tenernos cada día, la maravilla de poder compartir juntos TODO jaja.

En uno de los blogs pasados les platicaba de los lenguajes del amor y un tip de lo que Joel y yo hacíamos para aprender y ayudarnos a amarnos en nuestros respectivos lenguajes. Y pues aquí les va otro tip que fue y sigue siendo un hábito que adoptamos para amarnos más bonito. Pregúntense constantemente  ¿TE SIENTES AMADO? ¿TE SIENTES AMADA? (aplica para todas tus relaciones en matrimonio, padres/madres, hermanos, amigos, etc).

Preguntarnos esto ha sido un reto, porque es muy bonito cuando la respuesta es “SI, TE AMO CLARO QUE SI GRACIAS POR TODO TU AMOR” peeero también hay que estar listos para la respuesta  «NO, la verdad me gustaría que….»  Uff, sinceramente a veces he sentido un cubetazo de agua fría porque esperaba una respuesta totalmente diferente y ni cuenta me había dado de dónde la estaba regando.

Ahora, así como Spiderman “Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”, Una gran pregunta, conlleva una gran responsabilidad.

Para hacer la pregunta necesitamos:

Un corazón que decida amar. Esta pregunta no es para que respondas “aaah siii?? No te sientes amad@? PUES BYE, NO SOMOS UNO PARA EL OTRO. ¡¡Noooo!! Al contrario, es para que tengamos la humildad de decir, te amo tanto que quiero saber si te estoy amando bien y bonito. Decidiendo quitar toda falsa expectativa de película y ser intencionales en amar a su manera.

-Un corazón dispuesto a escuchar. Este tiempo no es para escuchar e ir pensando cómo responder, explicar excusas o pretextos, es para recibir lo que está percibiendo y sintiendo el otro y hacer algo al respecto por amor. Sin justificaciones.

Un corazón dispuesto a no ofenderse. Habrá veces que después de platicar y decir mutuamente como se sienten, te quedarás con la conversación en la cabeza y querrás enojarte y querer poner cosas en una balanza de quién hace más o quién hace menos, pero este tiempo es un tiempo en donde ambos pueden ser transparentes y vulnerables, permite que el otro pueda decir cómo se siente, sin temor a que te enojes y se cierre el canal de comunicación para futuro.

Un corazón flexible para amar al otro en su lenguaje. Estate dispuesto a tomar decisiones para amarle como lo necesita y no sólo como tú sabes demostrarlo; estate dispuesto a modificar algunos hábitos inclusive si “no me sale natural” con el tiempo encontrarás la belleza de amarle a su manera.

Un corazón que perdone. Decide perdonar inclusive antes de preguntar, porque a veces querrás hacer la pregunta nada más para que por consecuencia te pregunte a ti y ahora tú puedas decir cómo te sientes jaja. Muchas veces, la respuesta no nos va a gustar y como a nadie nos gusta que nos digan lo que estamos haciendo mal, o que nos saquen de nuestra zona de confort; cuando preguntes, estate dispuesto a perdonar y no enojarte por este nuevo reto de amar diferente.

-Un corazón como el de Jesús. Ok, esta está difícil pero recordemos Su amor; Jesús nos ama infinitamente, aunque no lo merezcamos, aunque la reguemos todo el tiempo, nos perdonó en la cruz incluso antes de que pidamos perdón, te ama a tu manera, en la que necesites Él encuentra la forma para mostrarte Su amor; ve lo mejor de ti, aunque tú no lo veas y sobre todo, es incondicional.

Al fin y al cabo si nos ponemos a pensar y vemos más allá, definitivamente qué mala suerte lo del COVID pero igual qué PRIVILEGIADOS somos de poder compartir una cuarentena y convertirla en una oportunidad ÚNICA; no a todas las generaciones les toca una pandemia que les enseña a amarse más cada día.

Así que, en esta cuarentena ¿te animarás a hacer la pregunta?

*Link del blog que menciono: A MI MANERA

El GPS del corazón

Destacado

Imagínate esto, es jueves por la mañana y antes del trabajo tienes que hacer un pendiente, digamos que es ir a comprar algo a la farmacia; la farmacia queda en el camino al trabajo, te subes al auto, pones tu música o la radio y comienzas a manejar, de repente te concentras tanto en las cosas que harás durante el día que la música ya se escucha en segundo plano; ahora tu mente está haciendo la lista de cosas por hacer, en las llamadas pendientes y correos sin leer; llegas al trabajo, te bajas del auto y te diriges a la puerta de la oficina; es hasta ese instante que sales del limbo de la concentración y recuerdas ¡NOO! ¡No paré a la farmacia! Ibas en automático.

Me duele admitirlo pero me pasa MÁS seguido de lo que quisiera, ir en automático. Mi esposo de burla a veces de mi porque no importa a donde vaya, aunque sea el mismo camino de todos los días, SIEMPRE pongo el GPS. ¿Por qué? PORQUE NECESITO DIRECCIÓN; necesito recordatorios, necesito guía, necesito enfocarme; y sinceramente la mayoría de las veces, el día a día, la rapidez de la vida y mi propia agenda, le ganan a lo que de verdad importa.

¿Cuántas veces no nos ha pasado algo parecido? Estamos avanzando a veces tan rápido y tan distraídos que se nos va el tiempo y olvidamos algo; o al revés, estamos TAN concentrados que perdemos de vista todo lo demás, sólo veo MI objetivo, sólo veo MI punto de vista, o mi AHORA.

A veces puede pasar con cosas de trabajo, con la farmacia o con cosas sencillas, pero la verdad lo que más me da temor, es cuando esto pasa en mi corazón, cuando pierdo dirección en mis pensamientos, en mi visión. De verdad que me encantaría que fuera tan fácil como poner un GPS al corazón que constantemente me redirija, que a pesar de que “salido de la ruta” en seguida se recalcule y redireccione sin problema alguno y me siga llevando a mi destino.

Muchos llegamos a usar nuestro corazón como única fuente de dirección pero necesitamos recordar y reconocer que el corazón es engañoso, es egoísta, es pura carne, puro impulso. Necesito permitirle a Dios dirigirlo, porque mi puro corazón se confundirá de ruta, tomará la más cómoda, la más fácil y muy probablemente una ruta que me hiera.

La buena noticia es que tenemos algo MUY parecido o hasta mejor ¿Cuál? La voz de Dios.

A lo largo de este tiempo he podido encontrar algunas maneras de mantener mi GPS bien enfocado:

1.- Busca la palabra de Dios.

Papá nos dejó un manual perfecto, un libro que si nos atrevemos a abrir dispuestos a aprender y a escucharlo, podremos encontrar dirección directita del cielo.

2.- Dios usa a mis líderes.

También habrá veces que la biblia no nos quede muy clara, somos humanos, está bien no entender ciertas cosas. Por eso hemos sido llamados a tener padres espirituales, líderes, autoridades en nuestra vida; personas en las que decidimos poner nuestra confianza y nuestra obediencia, personas a las que les damos la oportunidad de opinar sobre nuestra vida, decisiones y que sabemos que nos van a dar un consejo que a la luz del amor de Dios, nos acercará a Su palabra; muchas veces nos felicitarán, otras veces estarán para escuchar pero otras veces les tocará retarnos, decirnos algo que no nos gusta escuchar y pedirnos cosas que nos saquen de la zona de confort. Pero ¿sabes? Hay bendición en la obediencia, hay transformación cuando decidimos ir más allá y estar dispuestos a ver lo que Jesús quiere hacer en mi vida.

3.- Mi corazón necesita a Jesús.

Como mencionaba antes, nuestra fuente de dirección no puede ser sólo el corazón, necesitamos unirlo a la sabiduría de Dios, a la sabiduría de nuestros líderes; suavizar nuestro corazón que ha sido herido, que ha aprendido “a la mala” y esta endurecido; necesitamos permitir que sea Dios quien lo transforme, moldee y haga de nuevo, para que así no nos perdamos en el camino, si no que sea Jesús mismo llevándonos de la mano al propósito que creó específicamente para cada uno de nosotros.

Entonces ¿Cómo está tu GPS?

Reflejando a Jesús… Cómo un sticker en el auto cambió mi vida.

Destacado

Cuando llegué a Guadalajara tuve la bendición de no tener automóvil, porque me dio tiempo de empezar a ubicarme, conocer las calles, perderme y encontrarme de nuevo. Pasaron los meses y gracias a Dios, llegó el momento en el que ya era necesario que manejara mi auto en la ciudad.

Empecé a manejar por las calles, caminos y carreteras de Guadalajara y conocí el verdadero tráfico o por lo menos en la zona y horario en el que yo tenía que manejar, todo estaba hecho un CAOS, me tomaba una hora y media llegar a mi destino en un día normal, más si estaba lloviendo. Y pues siendo sincera con ustedes, esta mujer pecadora y desesperada, se iba manejando por el “cuarto carril” es decir POR EL ACOTAMIENTO, ese carril que dejan para emergencias únicamente. (Lo sé, que horror. Perdón).

Todo era rapidez y felicidad hasta que se me ocurrió ponerle a mi auto una “estampa”, “figurita”, “calcomanía”, “sticker” o como le llames. La calcomanía era una cruz, un símbolo de “=” y un  corazón “Cruz = Amor”.

Ahora cada vez que me metía al “cuarto carril” me sentía totalmente observada como si mi coche fuera fosforescente y gritara que lo voltearan a ver ¿Por qué? Porque ahora tenía en mi auto un “identificador” que haría que la gente pensara “UUFFF SI ESE AUTO QUE DICE CREER EN JESÚS SE COMPORTA ASÍ, NO GRACIAS. NO QUIERO”.

A partir de eso, dejé de irme al “cuarto carril”; me obligaba a pasarme al carril de alta velocidad (aunque estuviera totalmente detenido) para asegurarme de que no llegaría “sin querer” al carril de la trampa. Sinceramente fue un reto para mí, pero fue algo en lo que me sentí confrontada a ser íntegra en lo que soy, lo que creo y lo que hago. Empecé entregando mi manera de manejar pero después pude entregarle muchas más áreas de mi vida en donde Dios ha hecho maravillas también.

Ahora bien, este blog no es para juzgar a otros y empezar a pensar en CÓMO LOS DEMÁS NO SON EJEMPLO ¡NO! Es para animarnos a analizarnos a nosotros mismos; a ver la viga de nuestro propio ojo.

Analicemos, ¿Qué piensan las personas cuando nos ven? ¿Qué declaramos con nuestra boca? ¿Cómo hablamos de nuestros compañeros, amigos y familia? ¿Qué PUBLICAMOS en nuestras redes? ¿Reflejamos a Jesús?

Recordemos que al creer en Jesús, tenemos LA “calcomanía” de Jesús; somos “representantes” de Él para todos los que nos rodean; tenemos una multitud de espectadores, en nuestra familia, nuestro trabajo, en nuestras redes. (Hebreos 12:1)

¿Es nuestra vida una invitación a los demás para acercarse a ese Dios amoroso, que perdona y es incondicional?

¿Cómo son nuestras acciones y palabras? ¿Somos íntegros? ¿Usamos palabras asperas o burlonas? ¿Incitamos a pensar “si esta persona dice estar llena de amor de Dios… no lo quiero ¡next! ¡gracias!”? ¡AUCH!

Mi oración hoy es que cada uno de nosotros podamos parecernos cada día más a Jesús, poder cada día entregar nuestra imperfección y debilidad a Dios para que Él nos perfeccione a Su imagen y semejanza.

Conozco a un Jesús que ama hasta la muerte, que ama a pesar de mis acciones, que ama a pesar mis ideas, pensamientos o dudas. ¿CÓMO AMAS?

Conozco a un Jesús que me abraza en la tempestad; que me protege y muestra el camino. ¿CÓMO ABRAZAS A TU PRÓJIMO?

Conozco a un Jesús que no se burla ni hace de menos mis emociones, problemas o miedos. ¿QUÉ DICE TU BOCA SOBRE LOS DEMÁS? ¿QUÉ DICEN TUS REDES? ¿Publicas desde el amor o un corazón burlón?

Tenemos la oportunidad TODOS los días de REFLEJAR a alguien… ¿A quién decides reflejar?

¡CANTÁNDOLE AL MIEDO QUE SE VAYA!

Destacado

Cuando mi hermanita y yo éramos niñas, mis papás acostumbraban a cantarnos canciones de Cri-Cri para dormir; cada canción tenía efectos especiales increíbles, tan increíbles que mi hermanita empezó a tenerle miedo a las brujas (había una canción que hablaba de brujas). En consecuencia mi papá tuvo que inventar una especie de canto ahuyenta brujas que incluía un baile tipo ritual apache que TENÍA que cantar/bailar cada noche para que ella pudiera dormir a gusto.

En estos días en los que las noticias que bombardean la mente, las redes sociales que dividen y el futuro que parece incierto, resulta casi imposible no sentir miedo, no sentir incertidumbre de lo que viene. Y no sé tú, pero en lo personal me he descubierto preocupada, llena de miedo y pensando lo peor.

Me he propuesto identificar cuando estoy subiéndome al “tren del miedo” porque de verdad a veces voy a máxima velocidad pensando en las miles de posibilidades horribles que pudieran pasar; necesito identificar esos momentos y bajarme del tren de golpe para empezar a recordar en quién tengo mi Esperanza, de recordarme que NO FUI DISEÑADA para vivir con miedo; que NO FUI CREADA para vivir pensando lo peor del futuro, ni de mí, ni de nadie.

Pienso en mi papá, que sin importar lo ridículo de nuestros miedos, se “rebajó” a bailar como apache casi todas las noches simplemente para darnos seguridad (y para que los dejáramos dormir en paz seguramente jeje). Si eso hacía mi papá aquí en la tierra, CUÁNTO MÁS PODRÁ HACER MI PADRE DEL CIELO, mi creador, mi primer amor, mi diseñador para darme seguridad.

Parafraseo una promesa que está en el libro de la sabiduría; promesa de la que me he estado aferrando  “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor”. (1 Juan 4:17-18* NVI).

Este blog es para animarme y animarte a siempre recordar que Dios es fiel, que tiene cuidado de nosotros, que dirige nuestros pasos y nos ama intensamente; que es un Dios que no se rinde, ni de cansa de nosotros y que a pesar de que tengamos momentos de debilidad en los que nos dejamos llevar por el temor, Él sigue estando ahí con los brazos extendidos para dejarnos caer en ellos.

El enemigo quiere dividir nuestro corazón, quiere llenarnos de incertidumbre y hacernos sentir separados del Dios, de Su amor y Su protección; la buena noticia es que Jesús aun sabiendo nuestras fallas, decidió amarnos más allá, dar su vida por nosotros, vencer a la muerte y pagar por nuestro pecado. AHORA EL CHEQUE ESTÁ EN BLANCO, mis errores han sido saldados y aunque a veces yo tema, está Su cruz que me recuerda que NO FUE EN VANO, que Él me ama y quiere lo mejor para mí, que me diseñó con un propósito y que nada podrá separarme de Su amor.

Así que aquí te dejo dos canciones “anti-brujas” que puedes cantar si sientes miedo; te animo a bajarte del tren y cantarle a tu alma que Él está contigo y que Él YA VENCIÓ.

Entre las llamas – Twice https://www.youtube.com/watch?v=SqMFpM9DNYQ

Ya no soy esclavo – Aliento Feat. Julio Melgar https://www.youtube.com/watch?v=-7Hd0k9PwAo

HAY TIEMPO PARA TODO

Destacado

Estos meses me he descubierto queriendo vivir por adelantado. ¿A qué me refiero? Me he descubierto queriendo saltarme etapas, darle NEXT a la etapa que me toca vivir y anhelando que termine lo antes posible para saltar gustosa a la siguiente.

Deja te pongo en contexto, mi esposo y yo estamos esperando una bebé, y no, no te adelantes, no quiero saltarme la etapa hasta que cumpla 18 años jaja pero supimos que estábamos embarazados en las primeritas semanas de embarazo y sí, nos llenamos de alegría PERO al enterarnos tan temprano ni siquiera tenía síntomas aún y ahí empezó todo:

Mi queja era: ¡Ay Dios! ¡Que chafa! ¡Ni me siento embarazada! ¡No tengo síntomas! ¿Así cómo me emociono?

Dos semanas después ¡Tómala! Aquí te van las náuseas, vómitos y dolores de cabeza a todas horas; tanto que el promedio de tiempo de nauseas son los primeros tres meses… ¡¡yo seguí vomitando hasta los 4 meses y medio!!!

Mi queja era: ¡Ay Dios! Ya aprendí mi lección, ya quítame estos síntomas. Voy a disfrutar cada etapa lo prometo.

Se me van las náuseas a los 4.5 meses. ¡ALELUYA! Peeeero sigo siendo víctima de vivir por adelantado, mi queja ha evolucionado: ¡Ay Dios! ¡Ya que me crezca la panza, ahorita parece panza de gorda pero no de embarazo!

Ahora que me va creciendo la pancita, la estoy disfrutando pero mi problema vuelve a presentarse; mi queja ha evolucionado nuevamente ¡Ya! ¡Quiero sentir que patee o que se mueva o algo!

¿Y sabes? Estoy viendo mi queja futura: ¡Ay Dios! Esta bebé se mueve mucho y no me deja dormir ¡No deja de patear!

JAJA me imagino a Dios diciendo: LEONOR ¿PORQUÉ ERES ASÍ?

¿Cuántas veces no nos pasa así? Estamos orando, pidiendo y esperando algo en especial y cuando llega, nos ponemos emocionamos pero UPS, llega la queja y colocamos nuestra mirada en el siguiente anhelo, y no, no está NADA mal soñar y saber que podemos esperar siempre mejores cosas con Dios. PERO la diferencia está en el ¿CÓMO ESTOY ESPERANDO POR ESA SIGUIENTE BENDICIÓN?

Este post es para animarte a poder soñar y confiar en que mejores cosas vienen a tu vida, que Dios puede darte eso y cosas mejores de las que te imaginas. Pero también quiero animarte a AGRADECER cuando llegue eso que anhelabas y SEGUIR agradecido, SEGUIR DISFRUTANDO la etapa o el proceso que ahora te toca vivir.

El título del blog viene de una regla que enseñamos los domingos a los niños de la iglesia: HAY TIEMPO PARA TODO. (Eclesiastés 3) https://www.biblegateway.com/passage/?search=Eclesiast%C3%A9s+3%3A1-15&version=RVR1960.

¡Qué importante es poder entender que para todo hay un tiempo establecido!

Tal vez ahorita quiero correr, pero ahora me toca caminar.

Tal vez ahorita quieres una relación de noviazgo, pero ahora toca trabajar en tu relación con Dios.

Tal vez ahorita quieres terminar ese proceso duro y doloroso que estás pasando, pero ahora toca sanar y aprender a confiar en Dios, conocerlo como tu restaurador.

Yo no soy la persona correcta para decidir «qué toca” ahorita, pero sólo sé que Dios me está llamando a encontrar gozo en lo que HOY Él ha puesto en mis manos,  para que así pueda multiplicarlo y pueda disfrutar más y mejor cuando Él derrame la siguiente bendición sobre nosotros.

Y tú ¿de qué te estás quejando hoy? ¿Qué necesitas empezar a agradecer? ¿Qué vas a empezar a soñar?

El fin de tus miedos.

Destacado

Después de un buen mes de vacaciones, descanso y buenas noticias, al fin regresamos a escribir un poquito; y como siempre, las historias me enseñan mucho, así que aquí les va una:

Cuenta la leyenda urbana que en un pueblo del País Vasco hubo una bomba que llegó a tierra pero nunca estalló. La bomba quedó incrustada en el medio de la plaza central del pequeño poblado. Los pobladores sorprendidos y asustados no se animaron a moverla, y mucho menos desarmarla. Allí permaneció años durante el gobierno de Franco como un símbolo aleccionador. Representaba la muerte, el poder del régimen y el castigo a quien se revelara.

Un día de primavera, por la mañana, Julen se cansó del detalle del paisaje que arruinaba la plaza. Buscó herramientas, pidió ayuda que no encontró, y se decidió a desarmar y quitar el artefacto. Las primeras horas trabajó solo, ante la mirada lejana de sus coterráneos. Para el mediodía ya contaba con la ayuda de sus amigos, pues si de algo hay que morir, que sea junto a los amigos. Para la media tarde todo el pueblo estaba en la plaza, expectante y colaborando como pudiera.

Antes del anochecer la habían desarmado, subido a una carreta, y decidido que la iban a llevar al pueblo vecino, donde se encontraba la sede municipal de la región. Pero lo interesante de la historia fue lo que encontraron dentro de la ojiva, es decir, la punta o cabeza de la bomba; la parte que viaja del lado de abajo cuando una bomba es lanzada y posee el detonador. Allí, junto a cables y piezas de metal, hallaron un papel manuscrito que contenía solo unas pocas palabras. Pensaron que tal vez indicara el lugar donde fue hecha, sus componentes, o algunas instrucciones de uso, pero de todos modos despertó la curiosidad del pueblo.

Claramente no era en vasco, en castellano, ni en inglés. Era aparentemente alemán. En el pueblo, había una sola persona que podía llegar a descifrar la escritura: Mirentxu, quien de pequeña, por el trabajo de su padre había estado algunos años en Hamburgo. Mirentxu naturalmente estaba en la plaza. Fue solicitada y tomó el papel. Se tomó algunos segundos, que no fueron más de medio minuto. Ordenó en su mente las palabras, la gramática, y para cortar con el suspenso dijo mirando a todos sus vecinos (que al mismo tiempo la miraban en silencio): “Salud. De un obrero alemán que no mata trabajadores”.

Nadie se movió de la plaza las siguientes horas. Discutieron, hicieron conjeturas, e interpretaron de mil maneras el manuscrito.

Finalmente, antes de la media noche, por unanimidad el pueblo decidió que la bomba no se iría, incluso, volvería a su lugar. A partir de ese momento la bomba en la plaza comenzó a simbolizar la resistencia, el fin del miedo, y el poder de un pueblo con conciencia de clase. Todo ello como regalo de un obrero alemán que, en medio de la dictadura nazi, se jugó la piel, y dejó claro que ni el miedo, ni el régimen lo iban a poder hacer matar trabajadores.

De Andrés Delgado.

Creo que todos alguna vez hemos podido vivir algo que resulta ser como “una bomba intocable” en nuestra vida, un recuerdo, una idea, miedo al futuro, alguna enfermedad, tú sabes. Algo que realmente queremos olvidar, borrar de nuestra mente y hacer como si no hubiera pasado nada y sí puede ser fácil “vivir como si nada” pero si somos sinceros, también se convierte en nuestra brújula; empieza a dirigir nuestro camino y nuestras decisiones.

Alguna vez en mi vida he sido como este pueblo, un pueblo asustado que vive con el recordatorio de su vulnerabilidad diaria, que vive asustado/preocupado por ESO que me incomoda de mi pasado o tal vez algún miedo futuro.

La buena noticia es que en mi vida, llegó ese personaje como “Julen” pero en mi vida, se llamó Jesús. Él es quien ha sido el valiente amante de mi alma que se ha adentrado en ella y ha empezado a desarmar esas “bombas” con las que vivía. Él ha sido el que amándome tanto, loco por darme la vida para la que me creó, ha ido removiendo, limpiando y ordenando mi corazón y mi alma.

No sé qué situación mantenga tu corazón afligido, no sé qué miedos te estén atando, pero este blog es para recordarte que así como conmigo, Jesús es amante de TU ALMA, que Él está junto a ti, anhelando que abras la puerta a tu corazón y tu vida, para que Él y Su amor traigan paz a tu alma, traigan esperanza a tu vida y un propósito más grande del que pensabas que podías lograr jamás.

Lo que más me gustó es el final de la historia, porque me recuerda cómo Dios actúa. Aún de las situaciones que estaban preparadas para destruirte (como la bomba) Él puede hacerlas obrar para bien. Porque ahora esa bomba que a pesar de haber sido causante de terror, ahora no sólo es inofensiva porque Jesús la “desarmó”, ahora, es fuente de valor, ahora es el recordatorio perfecto de que Dios es fiel, de que con Dios tenemos esperanza, de que Dios tiene un propósito para ti y que ahora eres llamado a vivir libre y sin temor.

¡Oye! pero ¿cómo te atreves a decir que ESTA situación que me ha atormentado por años puede tener algo de bueno? Si seguimos la analogía de esta historia; me encanta imaginarme como un pueblo vulnerable pero que reconoce su necesidad de “Julen”, de Jesús. Me gusta imaginarme llevando la “bomba” de mi mente a Jesús, para que Él como ingeniero de la creación, desarme toda mentira en mi mente, toda herida en mi corazón y me llene de amor, fuerzas y valentía para ver cómo esta bomba, ahora es mi estandarte; de cómo de esa situación que nadie podría que saldría adelante, ÉL ME SALVÓ.

¿Estás listo para entregarle tu bomba?

SUÉLTALO… APRENDIENDO A CONFIAR

Destacado

Esta es una de mis historias favoritas, seguramente muy drástica pero muy retadora para mi.

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar una altísima montaña, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, y oscureció.

La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se resbaló y se desplomó por el aire, cayendo a velocidad vertiginosa.

El alpinista solo podía ver veloces manchas oscuras y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo… y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan gratos de su vida.

Pensaba en la cercanía de la muerte, sin embargo, de repente, sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.

En ese momento de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que gritar: ¡¡AYÚDAME DIOS MÍO!!

De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó: ¿Qué quieres que haga?

– Sálvame, Dios mío

– ¿Realmente crees que yo te pueda salvar?

– Por supuesto Señor

– Entonces corta la cuerda que te sostiene.

Hubo un momento de silencio.; el hombre se aferró más aún a la cuerda.

Cuenta el equipo de rescate, que al otro día encontraron al alpinista sin vida colgando, congelado, agarradas sus manos fuertemente a la cuerda… A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO.

¡Uff! Yo sé que la historia está dramática y drástica, tal vez algo predecible pero ¿Cuántas veces nos pasa eso? Pedimos dirección, consejo, un abrazo de Dios, paz, confianza, salud, fe, yo no sé!  Y a la hora de SOLTAR y CONFIAR en Dios, preferimos agarrarnos más fuerte a lo que tenemos en las manos porque “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

¡Oye! ¡Pero somos hijos de Dios en Cristo Jesús! ¡Tenemos esperanza! Podemos confiar que si soltamos aquello que nos está doliendo, que nos está costando, que nos está lastimando, si se lo soltamos a Dios y lo entregamos a sus pies dispuestos a seguir SU dirección, déjame decirte fuerte y claro VAMOS A ESTAR BIEN.

A veces necesitamos repetirnos a nosotros mismos las promesas de Dios fuertes y claras; grabárnoslas y tatuarlas en el corazón; para que cuando llegue el momento de querer SOLTAR podamos hacerlo confiados en que Jesús es tu pastor y nada te faltará.

Así que… ¿Vas a soltar TUS fuerzas y AFERRARTE a Él?

La estrategia para pedir

Destacado

Hoy ví un meme que me causó mucha gracia porque lo viví toda la mi pre-adolescencia y adolescencia; el meme decía así “¿Ustedes alguna vez iban al cuarto de sus papás en la noche para pedir permiso de salir y simplemente se sentaban allí en la cama por un rato fingiendo que estaban interesados en lo que estaban viendo, pero realmente sólo estaban tratando de agarrar valor y preguntar?”.

Jajaja sinceramente era mi historia de cada fin de semana; limpiaba los platos, arreglaba mi cuarto, doblaba la ropa, ¡lo que se me ocurriera! ¡Tenía que acumular puntos! Llegaba al cuarto de mis papás me sentaba en la orilla de su cama y veía el programa de televisión que estaban viendo, después de un rato de hablar cosas fuera del tema o lo que fuera para romper el hielo, ahí empezaba lo bueno; tomaba valor y empezaba:

“Mamá/Papá, ya lavé los platos, barrí, trapeé, me bañé, arreglé la cocina e hice mi tarea y adelanté lo de la próxima semana. ¿Quisiera saber si pudiera ir a: (inserte plan aquí)?”.

Yo creo que seguramente, mis papás ya se las olían, ya sabían mi “modus operandi”. Si no es que ellos llegaron a aplicar lo mismo con sus propios padres con esta maravillosa estrategia perfecta.

Y claro que me puse a pensar en cómo eso a veces nos pasa con Dios. Pensamos que primero necesitamos haber “cumplido” con cierta lista de deberes para “ganar puntos” antes de poder acercarnos a Dios, a su presencia o a pedirle lo que sea.

En Mateo 7:7-8 (NVI) dice  »Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.

No veo que indique ningún tipo de cláusula o lista de requisitos para poder pedirle lo que sea a nuestro Padre en el cielo. Realmente, Jesús pagó el precio para salvarnos y restaurar nuestra relación DIRECTA con Dios; sin intermediarios, simplemente tú tal y como eres, lleno de fé en Jesús, con acceso directo al Padre.

(Romanos 3:21-26)

Olvidemos la idea de primero “hacer méritos” para poder merecer algo de parte de Dios; quitemos la idea de primero estar totalmente “limpios de pecado” para poder acercarnos a Dios o a una iglesia. Porque lo que Él anhela es que nos acerquemos a Él tal y como estamos; con nuestro pasado, con equivocaciones, errores y pecados. Así tal y como somos quiere abrazarnos, cuidarnos y llevarnos a un nuevo nivel en donde su amor nos abraza, nos sana y nos llena.

Así que ya sabes, no necesitas nada más que tu corazón dispuesto y con fé; ahora ¿te la vas a pensar antes de pedirle algo a Dios?

Haz las cosas como si todo dependiera de ti, ora como si todo dependiera de Dios.

Destacado

Alguna vez les he contado de mi batalla con las dietas y mi amor a la comida. Hace unos meses estaba realmente frustrada conmigo misma pensando y peleando en mi mente “No es posible que no puedas controlar esto” estaba enojada pero al mismo tiempo no ponía un alto a los deliciosos panes que parecía que me llamaban a gritos.

Hasta que un día de pláticas con amigos, entre todos abrimos nuestro corazón y platicamos la batalla que estábamos pasando en ese momento y sinceramente yo me puse a llorar porque escuchaba las batallas de otros amigos y pensaba “¡Eso si es una batalla! No como la mía” o sea, realmente estaba ENOJADA conmigo diciendo SÉ QUE NECESITO UNA DECISIÓN, sé cómo se resuelve y sé cuál es el camino para vencer pero simple y sencillamente estaba dejando que la comida me dominara.

Llorando de frustración acepté “estoy batallando con la comida; sé que es una tontería pero eso es lo que más me molesta, que es una batalla real y sólo se trata de una decisión que no estoy tomando y me enoja”.

Unos días después una amiga de ese mismo grupo, me escribe y me anima a juntas ir al nutriólogo. Si te soy sincera mis pretextos querían decir “¿Otra dieta? Para qué si ya todas me las sé” pero dije ALTO. Esta voz es la misma que me ha estado guiando a la derrota cada vez. Si ir al nutriólogo es lo que necesito, pues vamos. (¿Qué voz estás escuchando?)

No te voy a mentir, la dieta estuvo complicada, fueron 6 semanas de sin azúcar, grasas ni carbohidratos. NO SÉ DE DÓNDE pero lo logré. Baje vaaarios kilos y ahora estoy ya en dieta regular pero sigo bajando poco a poco.

¿A qué voy con esta historia? No, no es para presumirles que bajé unos cuantos kilos.

Siendo real, antes de la dieta, todos los días hablaba con Dios y le pedía que me diera fuerzas para comer mejor, para ser sabia con mi comida, etc. Pero se me cruzaba un pan y “pa´ adentro”. Y luego me atrevía a enojarme con Dios y llorar cada semana; explotando de frustración porque no me gustaba estar engordando y preguntando “¿porquéee no me das la fuerza para esto?” (léase con tono víctima y dramático). Dios es demasiado bueno que no se da por vencido con nosotros, ni se cansa de nuestras batallas ¡Y QUÉ BUENO! Porque si fuera como nosotros, estaríamos perdidos.

Si somos reales, a veces queremos que Dios haga todo el trabajo. Así como yo, oramos y pedimos pero no tomamos decisiones para cambiar hábitos que nos llevarán a aquello que pedimos. Queremos los “frjioles mágicos” que nos lleven de la noche a la mañana a la promesa; queremos todo en bandeja de plata sin haber sudado tantito. Y CLARO QUE DIOS PUEDE HACERLO, pero ¿qué ganaríamos? ¿Qué aprenderíamos? Creo que si Dios nos lo cumpliera sin esfuerzo alguno, a los dos días lo echaríamos a perder. ¿Porqué? Porque no vivimos el proceso y constancia para lograrlo y mantenerlo.

Definitivamente Dios quiere lo mejor para nosotros y definitivamente Dios tiene el poder de hacer las cosas en un instante. Pero ¿Sabes? Creo que le importa más enseñarnos a llegar BIEN a la meta, que darnos un capricho que nos destruya y nos regrese a algo peor de lo que estábamos antes; “de Guate-mala a Guate-peor”.

Este post es sólo para animarte a pensar en aquello que le hemos estado pidiendo a Dios, aquello que hemos estado anhelando pero que no hemos puesto el esfuerzo que se necesita de nuestra parte. Aquellos hábitos que necesitamos, qué relaciones necesitamos terminar, qué amistades necesitamos buscar, qué libros necesitas leer, qué ahorros necesitamos comenzar, qué deudas necesitamos pagar, yo no sé. Sea lo que sea seguramente será retador, pero será sólo el comienzo de la historia que Dios formará en nosotros.

Si no has empezado, te animo a llenarte de Dios. Busca un amigo o amiga que te acompañe en este proceso.

Si has estado dando pasos, sigue adelante. Eres inspiración para muchos y tu fortaleza, fortalece a otros.

Si empezaste pero pausaste y dejaste de hacerlo, vuélvelo a intentar. El tiempo como quiera va a pasar, mejor que pase mientras lo intentamos.

Así que, ahora sí; estoy segura que Dios va a multiplicar todo nuestro esfuerzo para que dé resultados. Pero primero hay que esforzarnos jeje.

Hagamos las cosas como si todo dependiera de nosotros, oremos como si todo dependiera de Dios.

Cuando llegue el indicado, no estés con el equivocado.

Destacado

A veces le damos tanto peso a tener una relación que nos apresuramos a elegir al “menos peor”, “al que se anime”, “aunque no me guste pero con que le guste yo”.

Y no digo que esté mal conocer personas, cenar, platicar, conocer a sus amigos, familia, darse un tiempo de salir y conocerse; el problema es cuando nos apresuramos a dar pasos sin detenernos un poquito a examinar y analizar muy pero muy dentro de nosotros mismos, en donde podemos escuchar “Él no es para mí”, “No la verdad, no me gusta”, “No es buena influencia para mi vida” pero malamente a veces nos gana la otra voz que dice “pero mejor eso a quedarme sola”, “naah, a ver qué pasa”.

A veces la voz del miedo es más fuerte dentro de nuestra mente, el temor a no ser amados más adelante, el terror de que sea la “última” oportunidad, por miedo a estar solos, por no saber estar solos, por simple diversión o nos apresuramos tanto que terminamos eligiendo entre ser infeliz en soledad o ser infeliz con el incorrecto por resignación. Todo por andar con prisa.

Y creo que hablo por muchas mujeres que NO TENGO IDEA que nos pase por la cabeza, o tal vez yo soy la única egocéntrica que pasó por cosas así pero creemos que al estar con alguien “malo”, “dañado”, o con ciertos “problemitas” nosotras podremos ser “ESA MUJER” por la que dejará todo aquello.

No sé en qué película o en qué momento se nos implantó eso en la cabeza que parece que vamos corriendo a la destrucción de nuestro propio destino. Y no lo digo por mi esposo jaja que quede claro, él ha sido de las mejores decisiones de mi vida; pero antes de él, tengo que aceptar que cometí varios errores, en donde seguí el mismísimo patrón:

“Es que me critica mucho” – Lo hace porque me quiere, es para mejorar (Terminé odiándome un tiempo).

“Es que es bien coqueto con todas” – Yo seré LA mujer que lo hará fijarse sólo en una (Terminé con el corazón y autoestima por los suelos).

“Es que pobrecito, está deprimido” – Y sin querer aceptarlo, yo quería ser su felicidad (Terminé por deprimirme también).

“Es que toma mucho” – Noo, por mi va a dejar de hacerlo, yo le voy a ayudar. (Terminé siendo yo la que se emborrachaba con él).

“Es que tiene el corazón roto” – Yo le enseñaré como amar y ser amado (Terminé involucrada en una relación tóxica adicta al drama).

“Es que no creemos en lo mismo” – No pasa nada, platicando se arregla. (Terminé alejándome de Dios de forma sutil pero fuerte”).

Y podría seguir platicando mis errores pero creo que queda claro el punto.

Me di cuenta de dos cosas:

1.- Necesitamos amar a alguien que ame a Dios antes que a nosotros. Poner los ojos en aquella persona que sus ganas de amar sean completadas y restauradas cada día en la fuente inagotable: Jesús. Porque si nos aman más a nosotros, ese amor “humano” con el tiempo se acaba, con el tiempo cambia y la mayoría de las veces: se cansa.

2.- No puedo ser “la salvadora” de mi pareja; ese lugar ya lo tomó Jesús. Y mientras sigamos intentando tomar ese lugar para el que no fuimos creados vamos a desgastarnos y vamos a seguir eligiendo incorrectamente.

Dejemos de mentirnos, sabemos cuándo NO estamos con la persona adecuada, dentro de nosotros podemos ver que hay focos rojos encendidos mostrando de que algo no está bien y que estamos dejándolo pasar, porque queremos evitar el dolor o incomodidad que nos puede causar esa separación de noviazgo sin pensar el dolor de una vida con un mal matrimonio.

Si estás en el tiempo de espera, no desesperes, porque el temor (que no viene de Dios) puede ser nuestro peor enemigo para tomar decisiones. No decidas mal por prisa; para que cuando llegue el indicado, no estés con el equivocado.

Aprende a cuidar tus finanzas, tu cuerpo, tu tiempo con Dios; cuida tus amistades, invierte en ti misma, consiéntete y sé generosa con los demás; aprende a ser disciplinada en tu tiempo, limpieza, orden y alimentación. Pregúntale a tus papás en qué puedes mejorar; pregúntale a tus líderes qué hábitos necesitas tomar. Pregúntale a las personas que te aman qué necesitas trabajar en ti. Disfruta las ventajas del rol que tienes ahorita de soltero, que en el matrimonio tu rol cambia, igual se disfruta pero a veces no tanto jeje.

Si ya estás en un noviazgo, te invito a poner tu relación a los pies de Dios, a realmente dejarlo examinar tu corazón y sentarte a escuchar Su voz diciéndote si realmente esa persona es para ti, ¿qué opinan tus papás de tu pareja?, ¿qué opinan tus líderes?, ¿qué piensa la gente que te ama de tu pareja?

En algún lado leí “Si una persona te aleja de Dios, no fue Él quien te la mandó” Sé sincero contigo mismo, ¿tu pareja te acerca a ser tu mejor versión?, ¿te acerca a Jesús?, ¿tienen los mismos objetivos en esta relación? Porque estoy segura que cuando llegue el indicado, no querrás estar con el equivocado.

¿Por qué sonreir en la calle? ¿Por qué decir “por favor” y “gracias»?

Destacado

Por donde vivo hay un señor que vende “esquites” (elote en vaso) todos los días de 7:30pm a 8:15pm; no soy su cliente número uno nada más porque mis pantalones me lo reclamarían. Pero hace unos meses iba a tener una reunión en la casa y OBVIO que no hay mejor cosa que unos esquites para botanear y fuí a comprar varios “esquites” pero no me fui preparada con mi tupper o algo para guardarlos y no iba a poder tener mis 10 vasitos de elote en las manos; el elotero me ayudó sirviendo el elote en una bolsa como de verduras del supermercado, pero mientras estaba pidiéndole los ingredientes yo tenía a mi papá en el teléfono.

Yo: Buenas tardes Enrique, hace mucho no venía

Enrique (seguramente sin recordar ni tener la más mínima idea de quién soy respondió alegre): ah sí, es cierto, verdad.

Enrique ¿Qué va a llevar?

Yo: 10 esquites pero tengo un problema, no me traje tupper y no quiero contaminar tanto, cómo le hacemos sin el vaso.

Enrique buscó entre sus cosas y sacó una bolsa: mira “seño” ¿aquí está bien?

Yo: sí, muchas gracias.

Enrique: ¿Entonces 10 vasitos?

Yo: si, por favor; es que invité a unos amigos a la casa y pues qué mejor que unos elotitos.

*Mi papá en el teléfono riéndose de mi*

Enrique sonriendo: Así es, muy bien ¿Con mayonesa? ¿Crema? ¿Queso? ¿Limoncito? ¿Qué tan picante?

Yo muy platicadora: ¡Ayy! ¡No sé! Es que por ejemplo a mí no me gusta con mayonesa, pero si a los demás no sé, imagínate con la gastritis o algo.

*Mi papá en el teléfono riéndose aún más fuerte*

Enrique con la misma sonrisa: Imagínate, mejor te pongo los ingredientes separados, no te preocupes.

Yo: ¡Sí, por favor! No vaya a ser que lo deje muy picante y luego otros no puedan comerlo.

Enrique: Sí jaja

Ya luego pagué sin problema y buenas tardes, adiós, nos vemos y todo “normal”.

Cuando le pregunté a mi papá porqué se reía que porque soy igualita a mi mamá, que platicamos cosas de más, que el elotero seguramente estaba pensando “¿y a mi qué? A mí eso no me importa, tú cómprame elotes” jajaj y puede ser que sí estuviera pensando eso o algo parecido, pero ¿saben qué decido creer? que así como decía Barney “por favor y gracias son palabras con poder”; que un “Buenos días”, “Buenas tardes”, “Gracias”, una sonrisa puede hacer la diferencia en nuestra vida y en la de los demás.

Porque realmente a veces nos podemos sentir cansados de “siempre lo mismo”, el mismo trabajo, mismas tareas, mismo todo. Y sí, es igual pero la compañía lo hace diferente, las personas con quien compartes esas actividades hacen la diferencia. Si alguna vez has tenido un equipo de trabajo tóxico entenderás, cada día es un martirio al saber que regresarás a esa pesadilla pero si alguna vez has tenido un equipo de trabajo maravilloso también sabes que hasta con ganas vas a trabajar.

La manera en la que decimos las cosas, puede alivianar el trabajo de alguien.

La manera en la que decimos al cajero del supermercado “No, no gracias. No necesito una recarga en mi celular” puede hacer menos pesada la carga de estar parado todo el día atendiendo filas y filas de personas.

La manera en la que le cuelgas a las telefonías y bancos ofreciéndote cosas que ya dijiste que no mil veces.

La manera en la que das el paso en el tráfico o en la que das gracias porque te dieron el paso. (¡Esta me cuesta tanto!)

La manera en que saludas a las personas de limpieza de cualquier lugar a donde vayas. ¡No son invisibles!

La manera en que compras un chocolate o un agua extra para regalar a alguien en la calle.

La manera en la que dices que NO NO NO NO NO NO mil veces al limpia parabrisas en la calle.

La manera en que das gracias a tu esposo o esposa por hacer “lo de siempre”, ya sea trabajar, cocinar, limpiar o escucharte.

En fin, ejemplos puede haber MILES, el caso es que pensemos en el modo en el que hacemos las cosas; como quiera vamos a hacerlas, ¿de qué manera quieres hacerlo?

CADA uno de esos pequeños detalles de caracter humano es lo que hace los cambios, cuando pensamos que detrás de cada tarea hay un ALGUIEN detrás y no sólo un pendiente menos.

Si alguna vez escuchaste a Alex Ubago el cantaba “olvidamos las pequeñas alegrías por lograr la gran felicidad; son detalles de la vida que dan otro punto de vista; quizá sea demasiado tarde cuando los quieras valorar”.

Obvio que voy a decir que nuestra mayor inspiración para esto, no es Barney ni Alex Ubago, es Jesús. Él es quien SIN DUDA puede siempre ponerse en los zapatos del otro, entender tu dolor, entender tu cansancio y aún así tener las palabras que necesitas para darte esperanza, para darte las fuerzas que te faltaban y el amor en cada detalle de tu vida.

Hoy el blog es únicamente para animarte a pensar ¿De qué modo estás haciendo las cosas? Si alguien que sólo te conoció en un pendiente de banco tuviera que describirte ¿Qué diría? Si alguien que sólo te atendió en el supermercado tuviera que “predecir” como eres ¿Qué percibiría de ti? ¿Vería a Jesús?

Barney – Por favor y gracias https://www.youtube.com/watch?v=Uyq8-7tc5Eo

Alex Ubago – Fantasía o realidad.  https://www.youtube.com/watch?v=ZSsFO9rDFno

APRENDER A PERMANECER

Destacado

Así que aquí les va una historia que me encontré:

Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones de un grupo, sin ningún aviso dejó de asistir. Después de algunas semanas, una noche muy fría, el líder de aquel grupo decidió visitarlo; encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor.

Adivinando la razón de la visita, el hombre dió la bienvenida al líder lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando una pregunta. Se hizo un grave silencio. Los dos hombres contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que crepitaban.

Al cabo de algunos minutos, el líder sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse, permaneciendo silencioso e inmóvil después de solicitar permiso para fumarse una pipa.

El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente. En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto por una leve capa de ceniza.

Muy pocas palabras habían sido dichas desde el saludo entre los dos amigos.

El líder antes de prepararse para salir, con las tenazas, blandió el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo.

Cuando el líder alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo: Gracias por tu vista y por tu bellísima lección. Regresaré el grupo. Buenas noches.

¡¡Uff!! Necesitamos permanecer CONECTADOS.

En lo personal, incluyéndome, creo que siempre podemos encontrar algún área de la vida en la que podemos mejorar, algún área en la que estamos inestables y necesitamos más sabiduría que en otras.

Porque la reacción más fácil cuando no suceden las cosas en nuestras condiciones, en nuestros tiempos, en nuestros modos, en nuestras expectativas es alejarnos, buscar otro trabajo, dejar a un lado el compromiso, hacer las cosas a medias o no hacerlas, buscar otro lugar, otro servicio, otro ministerio, otra iglesia o que tal otra dieta, otro novio, otro esposo…y no digo “otro hijo” porque está más difícil pero siendo algo tan sencillo, vemos que desde ahí estábamos creando la raíz, la base y los fundamentos para decisiones tan grandes. Necesitamos aprender a permanecer.

Muchas veces nos podemos desanimar y querer tirar la toalla, tener días, semanas, meses e incluso años difíciles pero pensando en que somos ese pedazo de leña encendido y brillante, cuando nos alejamos de ese plan, de esa fuente, sin lugar a dudas, nos apagamos. Lo que veíamos como “un descanso unos mesecitos porque estoy pasando un tiempo difícil” se vuelve en el inicio de tu “enfriamiento”. Cada día me convenzo más que mientras más difícil sea mi temporada, más debo de abrazar a Dios, más tengo que abrazar las personas que Dios pone a mi alrededor, más tengo que nutrirme de Él, más tengo que PERMANECER en Su casa, en Su iglesia.

Yo sólo espero siempre tener a esa amiga o amigo, ese líder o mentor que tal vez me incomoda con sus preguntas, que tal vez me moleste cuando me anima a salir de mi zona de confort, pero que siempre me hace regresar a la fuente.

Hoy sólo te quiero invitar a reflexionar ¿En qué área de tu vida estás desconectado? ¿En qué área de tu vida necesitas empezar a PERMANECER?

¿Estás conectado en casa?

¿Estás conectado en tu matrimonio?

¿Estás conectado en tu iglesia?

¿Estás conectado con Dios?

¡Reavivemos ese fuego! Vuelve a casa, vuelve a Jesús.

Historia del libro:  La Culpa Es De La Vaca – Jaime Lopera

¡A VER, AHORA TE TOCA A TI!

Destacado

Hace tal vez unos 10 años atrás, un Sábado a medio día con el sol yucateco dando a todo lo que da, mi papá nos llamó a mi hermana menor y a mí a la cochera y nos dijo “voy a enseñarles a cambiar llantas”.

Mi papá nos fue mostrando en dónde estaba cada herramienta y enseñándonos paso a paso el proceso. Para serte sincera, el sol no ayudaba mucho el proceso de aprendizaje o en disminuir nuestras quejas pero escuchamos con atención esperando que terminara rápido para poder ir a refugiarnos a la comodidad de nuestro cuarto fresco con sombra y aire acondicionado.

Después de quitar la llanta de refacción de la cajuela, quitar la buena, poner la de refacción y colocar la otra llanta en la cajuela, otra vez. Mi hermana y yo estábamos cantando victoria con un pie adentro de la casa y en eso mi papá se atreve a decir lo que menos queríamos escuchar: ¡A ver, ahora ustedes!

Y nosotras así de que: Whaaaaaaaatttttttt!? Pero ¿Por qué papá? Ya lo vimos, ya lo entendimos, ya anotamos paso a paso, ¡ya sabemos! ¿¡Para qué!? ¡Hay sol, hay calor! y seguramente le lanzamos algunas caras de “odio”, no lo dudo.

Claro que terminamos obedeciendo y cambiando la llanta; nos dimos cuenta de que tal vez no sabíamos tanto como decíamos, que nuestros apuntes estaban muy bonitos pero en la práctica nos faltaba bastante. No nos queríamos ensuciar con la grasita de la llanta, ni cargar algo pesado y tardamos años para encontrar el lugar correcto para poner el gato. En fin, papá tenía razón, necesitábamos practicar.

Y claro, recordar esto me hizo reflexionar sobre las veces en las que queremos vivir de la teoría porque “no nos queremos ensuciar”, no queremos meter las manos, poner acción o “estar en el sol”, salir de nuestra comodidad; a pesar de tener al mejor maestro: Jesús, que vino a este mundo saliendo de su comodidad, amando hasta que dolió, amando hasta a los que cuesta amar, viviendo una vida EJEMPLAR que nos enseñó paso a paso cómo vivir con amor, con sabiduría, una vida sin deudas, saludables tanto en el interior como en el exterior, una vida que honra y que va más allá de nosotros mismos, que trasciende.

Vemos la vida de Jesús, sus enseñanzas y existen personas que con la pura teoría pueden aplicarla en el momento necesario ¡dichosos! pero para las personas más simples y mortales como yo, necesitamos tener una vida conectada con Él para aprender la teoría pero también para empezar a aplicarla día con día, salir paso a paso de nuestra zona de confort hasta masterizar aquello que nos falla, aquello que nos cuesta y empezar con lo siguiente.

¿Y sabes? Si nosotras hubiéramos desobedecido a mi padre y no hubiéramos practicado, probablemente no habría pasado nada, pero en algún momento de la vida iba a llegar esa situación en la que diría «hubiera escuchado a mi padre» y ahora me tocaría aprender a marchas forzadas, más difícil y tal vez en una situación más extrema que el sol de mi casa. ¡Gracias a Dios obedecimos!

Porque cuando llega la prueba, la batalla, el desierto o como le quieras llamar, dudamos si podemos afrontarlo y claro que podemos, pero hubiera sido más fácil afrontarlo si desde ANTES DE LLEGAR LA PRUEBA hubiéramos empezado a practicar y cambiar aquello que no estaba bien o que faltaba fortalecer en el corazón, en nuestros hábitos, palabras, pensamientos, disciplinas u oraciones.

Necesitamos empezar a:

  • Perdonar aún a los “que no lo merecen”. (Nosotros tampoco lo merecíamos).
  • Amar a los que más nos enojan. (Cuando nosotros nos equivocamos, Dios nos sigue amando).
  • Ser generosos aún con los más tacaños. (Extiende bendición como se te ha dado a ti de Dios).
  • Vivir aún más en la amabilidad que en la dureza. (Jesús sabiendo que podía juzgarnos, nos amó primero).
  • Ir por el más ignorado, por el perdido. (Un día tú fuiste ese perdido y Dios jamás dudó en rescatarte)
  • Interrumpir nuestro calendario para dar de nuestro tiempo a los demás. (Jesús se preocupaba por los demás, también interrumpía su camino por los necesitados de su voz, de un milagro).

Así que hagámonos esta pregunta,

¿En qué área de tu vida Dios te diría «¡A ver ¡ahora te toca a ti!«?

¿De qué lado es más verde el jardín?

Destacado

El 31 de Octubre celebro un año trabajando en la mejor empresa que he trabajado jamás y realmente ha sido gracias a Dios, pero si soy sincera a veces me odio un poquito porque a veces, sólo a veces ¡EXTRAÑO MI OTRO TRABAJO! Pero no extraño el terrible estrés, ni pesadillas de trabajo, faltas de respeto o malas prestaciones, eso todavía lo aborrezco pero lo que extraño es ¡SABER QUÉ RAYOS ESTOY HACIENDO!

No sé si te identificas, pero cuando entras a un nuevo trabajo los primeros días o semanas que no tienes un rol, que apenas te están capacitando y no tienes responsabilidades asignadas aún, estás yendo a trabajar casi casi a sentarte en tu silla, observar cómo funciona y simular que haces algo importante en la compu, pero realmente no sabes nada ni entiendes nada. Y con la pena te platico que para mí así fueron mis primeros OCHO meses en la empresa. Claro, hermosos por las prestaciones, ambiente laboral, cursos para crecimiento personal, oficinas, etc. Pero del otro lado extrañando el poder sentirme EN MI HABITAT NATURAL, EN CASA, EN MI ZONA DE CONFORT, extrañaba llegar y saber qué hacer, a quién acudir, si surge un problema a quién llamar, cómo resolver y cómo ayudar a otros. Sentirme ÚTIL.

Después de tanto tiempo pidiéndole a Dios este trabajo, me lo da y yo pensandoque ¿¡EXTRAÑO MI OTRO TRABAJO!? ¡Noo! ¡Qué horror! Obvio que en mi nuevo trabajo iba a venir con nuevos retos, claro que iba a tener que aprender muchas cosas nuevas. Pero qué fácil fue rendirme y “ver más verde el jardín de al lado”. ¿Y sabes qué? Pensándolo bien, pasa más seguido de lo que nos gustaría admitir.

No tengo novio – ¡Ufff! si tuviera novio, estaría feliz, lo trataría así y mi actitud sería tal, no sería enojona y me arreglaría más.

Tengo novio – ¡Ay no! Ya no tengo tiempo para mis amigas, que aburrido, no ahorro, que si los suegros, etc.

No tengo trabajo – Dios, si yo tuviera un trabajo, sería disciplinada, puntual, etc. Apoyaría a mis padres y sería generosa.

Tengo trabajo – ¡Ay Dios! Estoy muy cansado, no me alcanza, mi horario es muy temprano, no lo aguanto.

No tengo hijos – Si tuviera hijos sería tan feliz, los cuidaría, los sabría educar, blablablah.

Tengo hijos – No los aguanto, no dejan de llorar, mal educados, groseros, son muy caros y etc. No tengo tiempo para nada.

*Si no practicas ahora todo aquello que quieres para tu futuro, no vas a hacerlo cuando tengas la oportunidad. ¡Empieza!

Es el cuento de nunca acabar, anhelamos lo del vecino o añoramos los tiempos de antes, pero difícilmente contentos con lo que tenemos ahora.

La pregunta sería ¿De qué color ves el color de tu jardín? ¿Con qué ojos ves lo que tienes AHORA en TUS MANOS? ¿Con qué ojos ves a tu soltería?, ¿Con qué ojos ves tu matrimonio?, ¿Con qué ganas trabajas cada día?, ¿Con qué gusto llegas a tu casa?, ¿Cuánto amor y tiempo de calidad dedicas a tu familia?, ¿Con cuánta fé oras por la batalla de hoy?

A veces quisiera de tener unas “anteojeras” como las que usan los caballos para tener la mirada fija en el camino. Para no distraernos de nuestra meta, de nuestro propósito y caminar firmes y seguros. Pero otras veces pienso en lo bueno que es poder ver las bendiciones que otros reciben, porque sirven para animarnos y cuando el camino esté difícil poder voltear y animarnos al ver que tenemos un Dios bueno, un Dios fiel, que cuida de nosotros de diferentes maneras y que todos los caminos difíciles o fáciles, Dios los tomará y los enfocará para acercarnos al propósito que tiene para nosotros.

Efesios 1: 19-21

Supongo que este blog sólo es para animarte a ver TÚ SITUACIÓN como la mejor oportunidad para que Dios actúe sobre ti. Y también quisiera animarte a que cuando pases por dificultad, en vez de ver las bendiciones de otros como motivo de desánimo, podamos ver sus victorias como un testimonio vivo de que Dios también va a obrar en tu vida, en tu jardín.

Como una amiga dice “aunque ahora, el jardín de al lado está más verde, El mío va creciendo”.

Así que ¿De qué color es tu jardín? ¿Qué estás haciendo para darle color?

El ayudador

Destacado

Sabes la mayoría de las personas yucatecas nacemos con cola y aletas; evidentemente por el calor la mayor parte del año; todos nacimos así, sin embargo yo soy un pez en el agua, nací para el agua y desde chica la alberca ha sido mi “segundo hábitat natural”.

Cuando entrenaba natación, hubo una temporada que tuvimos un maestro súper exigente que nos dijo que para seguir en el equipo teníamos que entrenar para un biatlón (nadar y correr) y ¡Realmente fue un reto! pasar de ser acuática a terrestre ¡a correr! Si tú alguna vez has nadado creo que te podrás identificar; por lo menos yo noto una diferencia ENORME.

Entrené mucho para el gran día de la competencia, mi primera competencia; y como buena principiante dejé todo en los 100 metros de nado; salí del agua ya con la sensación de agotamiento y falta de aire por el gran esfuerzo; con trabajo me podía poner los tenis para seguir rápido a la segunda parte, mi pesadilla: LA PISTA.

Me puse los tenis como pude, mi playera con mi ficha y “corrí” hacia la pista ya con el fracaso inminente en la mente. La verdad YA NO QUERÍA CORRER, pero ¿Sabes qué pasó?

Abrí bien los ojos y ví a mi papá, que estuvo todo el tiempo gritando fuera de la alberca echándome porras, ayudándome con los tenis, pasándome la playera; estuvo junto a mí y empezó a correr junto a mi mientras yo medio trotaba como que arrastrando los pies y llorando decía “pero ya perdí, ya no quiero, no tiene caso” y mi papá empezó a correr junto a mí, animándome y diciéndome que siguiera, que acabara, que sí podía, echándome porras; “estás en los primeros lugares” me decía que por eso no veía a nadie corriendo junto a mi jajaja. Realmente la mayoría ya había acabado, pero entendí la intención y sin querer queriendo, seguí y terminé JUNTO A ÉL.

Claramente perdí, pero lo más importante fue que mi papá estaba orgullosísimo; me abrazó y me felicitó contento por haber terminado la carrera. Y no recuerdo bien si fuimos por un helado después pero no lo dudaría. Lo que si recuerdo bien es la cara de ternura de mi papá, sonriendo pero nervioso, con los ojos como que también quería llorar por verme así, pero con TANTO amor, con palabras de ánimo, echándome porras con todo lo que estaba su alcance.

¿Sabes? Cuando le entregamos a Jesús nuestra vida, nuestras cargas, nuestros pasado y nuestros errores, y decidimos conocerlo cada día más, AUTOMÁTICAMENTE por amor tenemos acceso a un regalo maravilloso: el Espíritu Santo; tenemos un ayudador, un animador; alguien que nos ama TANTO, que NO se queda de espectador, si no que va contigo, que te da las herramientas para la carrera, que te da palabras de ánimo, que corre contigo la carrera, lucha contigo en la batalla, que sufre cuando sufres y se alegra cuando estás alegre. Dios es tan TAN BUENO, que nunca nos deja solos, aún cuando nos sentimos derrotados, acabados o incapaces. Su Espíritu Santo nos llena y nos acompaña, nos consuela, nos enseña y nos guía en cualquier “carrera” que necesitemos correr.

No sé qué temporada estés pasando, una muy buena en donde “todo va excelente, parece demasiado bueno para ser verdad” o una temporada difícil en donde “nada parece mejorar”, “vamos de mal en peor”, o una temporada en la que “ahí vamos, ni muy bien ni muy mal”. Si vas corriendo la carrera ya derrotado o si vas en los primeros lugares, quiero decirte que la buena noticia es que sin importar el lugar que ocupes, en cualquier situación tienes acceso a tu ayudador.

Invitemos a nuestro ayudador a correr con nosotros, destapemos nuestros oídos para escuchar sus palabras de ánimo, sus promesas de amor, las verdades que Dios tiene para nosotros; abramos nuestros ojos para ver que no estamos solos; quitemos el escudo a nuestro corazón y permitamos que Él nos abrace y sane lo que más nos duele. Permitamos que borre todas las mentiras que has creído y te desalientan, que quite esa “mochila llena de piedras” que estás cargando demás; pidámosle que nos llene para poder empezar a correr con la mirada fija en la meta, con fuerza y determinación, escuchando su voz, emocionados por lo que está por venir, sabiendo que VAS A TERMINAR LA CARRERA y que TENDRÁS LA VICTORIA; porque siendo sincera, vendrán más carreras, tal vez unas más fáciles pero otras más retadoras pero cada vez sabrás que no estarás sola, sabrás que tienes la victoria.

Y sabes, tal vez el enemigo te quiera decir que esto no es para ti, que tu papá aquí en la tierra fue todo lo contrario, que fue un papá ausente, violento o mil cosas más pero quiero hablarle a tu corazón y decirle que Dios se nos ha presentado como un PADRE y creo que en su inmensa sabiduría es porque SABE que NECESITAMOS UN PAPÁ, y también sabe que los papás fallan, la riegan y se equivocan; pero para cuidar tu corazón, para que no haya error, Él nos llama HIJOS para que sepamos que a pesar de las fallas de nuestro papá aquí en la tierra, tenemos un padre BUENO, AMAROSO, PROTECTOR, ATENTO Y DISPUESTO a amarte y estar contigo toda tu vida.

¿Estás listo para seguir corriendo?

Una canción para ti

Destacado

Cuenta la leyenda que existe una tribu africana en donde la fecha de nacimiento de un niño no se toma como el día en que nació, ni como el momento en que fue concebido, sino como el día en que ese niño fue «pensado» por su madre.

Cuando una mujer decide tener un hijo, se sienta sola bajo un árbol y se concentra hasta escuchar la canción del niño que quiere nacer. Luego de escucharla, regresa con el hombre que será el padre de su hijo y se la enseña.

Cuando la madre está embarazada, enseña la canción del niño a la gente del lugar, para que cuando nazca, las ancianas y quienes estén a su lado, le canten para darle la bienvenida.

A medida que el niño va creciendo; cuando el niño se lastima o cae o cuando hace algo bueno, como forma de honrarlo, la gente de la tribu canta su canción.

Hay otra ocasión en la que la gente de la tribu le canta al niño; si en algún momento de su vida, esa persona comete un crimen o un acto socialmente malo, se lo llama al centro de la villa y la gente de la comunidad lo rodea. Entonces le cantan su canción.

La tribu reconoce que la forma de corregir un comportamiento antisocial no es el castigo, sino el amor y la recuperación de su identidad.

Cuando uno reconoce su propia canción, no lo definen más sus actos, errores o pasado, si no  que regresa a recordar quién es, quiénes le aman, SU IDENTIDAD.

¿Sabes? Creo que a veces somos más duros con nosotros mismos de lo que deberíamos de ser; a veces ser tan duros con nosotros mismos nos lleva a auto-sabotearnos, a poner barreras a nuestros propios sueños, a perder la victoria sin si quiera haber comenzado la batalla.

Nos creemos DERROTADOS sin haber PUESTO UN PIE EN EL CAMPO DE BATALLA.

Empezamos a abrazar tanto las batallas que ahora NOS DEFINEN. “Mi anorexia, mi depresión, mi menta, mi obesidad, mi adicción, mi flojera”, yo no sé qué cosa estés tomando tan tuyo que empieza a definirte, yo no sé qué cosa ya sea tan arraigado a ti que ya sólo te has resignado y “es que así soy”, “no voy a cambiar, soy grosera y punto”, “que me quieran como soy, Y.O.L.O”.

Mira, yo no sé si sea el orgullo, si sea comodidad, temor al cambio, o si realmente no nos damos cuenta de que nuestras palabras tienen poder. De que estamos diciéndonos a nosotros mismos nuestro destino al declarar “esto ya es parte de mi” o “es que esto me domina, de verdad no lo puedo dejar”, “no sé qué tenga que de verdad, no lo puedo controlar”.

¿No te ha pasado que dices “¿En qué momento llegamos a esto?”, “en abrir y cerrar de ojos ya no hubo vuelta atrás”? ¿Nos hemos puesto a analizar nuestras palabras?

Muerte y vida dependen de la lengua, según se utilice así será el resultado. (Proverbios 18:21 BLP)

Y sabes, este blog no es para desanimarnos y decir “no hay vuelta atrás”, “todo es mi culpa, yo solito me lo busqué”, ¡No! ¡Claro que no! Al contrario, es para que junto conmigo podamos ver a Jesús reflejado en esta historia. Me encanta ver esta historia como que Jesús es nuestra canción, Jesús es nuestra esperanza, Jesús es quien en cada momento, bueno o malo, esta para recordarnos quiénes somos, para recordarnos que en Él tenemos valor, que en Él tenemos un futuro glorioso; que fuimos pensados desde antes de nacer, desde antes de ser concebidos, Dios ya tenía una canción para nosotros, Dios ya tenía definido quiénes seríamos, nuestra identidad, nuestras formas y nuestro corazón.

Hoy te quiero invitar a analizar tus palabras, a analizar las batallas por las que estás pasando pero dejar de llamarlas “tuyas”, dejar eso que el mundo te quiso poner de etiqueta, a dejar de definirte por tu error, porque no eres tu error, no eres tu pecado; eso se lo podemos entregar a Jesús, donde Él lo llevó a la cruz y venció sobre todo para entregarte ahora esperanza, un futuro nuevo, identidad y amor.

Y no, no es fácil dejar hábitos y pensamientos con los que hemos vivido mucho tiempo, pero cada vez que sientas debilidad recuerda ¿CUÁL ES TU CANCIÓN? ¿QUIÉN ES TU CANCIÓN?, recuerda que Dios tiene promesas para ti, que a sus ojos eres perfecto, que a sus ojos Jesús pagó el precio de tus errores y eres amado INCONDICIONALMENTE. Que Dios canta sus promesas sobre ti, que tu creador canta perdón, libertad y amor sobre ti y que CADA VEZ que tú decidas escucharle, Él estará cantando Su melodía diseñada ESPECIALMENTE PARA TI.

Jehová está en medio de ti, como poderoso salvador; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. (Sofonías 3:17 RVR1977)

¿Qué melodía está cantándote Dios? ¿Qué promesa necesitas creerle? ¿Qué verdad necesitas abrazar?

Historia de la tribu africana: https://yaramaafrica.com/2017/07/tu-cancion-un-hermoso-cuento-africano/

Es un privilegio estar cansado, cuando amamos lo que hacemos.

Destacado

Me encantaría que pienses en algo que amas hacer, eso que cuando lo haces se te va el tiempo volando; yo por ejemplo yo amo hacer manualidades, soy súper mala pero AMO hacerlas; recortar, pegar, costurar, dibujar, pintar, todo. O sea, puedo llegar a casa cansadísima pero si me pones un papel cascarón, pintura y silicón en la mesa se me abren los ojitos y me pongo a inventar algo, seguramente algo muy feo jaja pero disfrutaré cada hora invertida; así me den las 3 de la mañana.

Y claro, a la mañana siguiente podré estar AGOTADA físicamente, pero créanme que por dentro estaré contenta, relajada y sintiéndome realizada por haber invertido ese tiempo en algo que tanto amo y que tanto me recarga. ¡VALIÓ LA PENA!

Y ahora, ¿Y en el trabajo? ¿Nos cansamos así de bonito?; ¿Y en la casa? ¿Hacemos todo así con tanto gusto?; ¿Y en el coche? ¿Manejamos como nos sentimos?

¡Oye! ¡No es justo! Tú no sabes como es mi jefe. ¡No es justo! Tú no sabes lo sucios que son mis hijos. ¡No es justo! Tú no sabes lo horrible que está el tráfico por mis rumbos! ¡No es justo! Tú no sabes…. Y miles ejemplos más podríamos decir.

Sí sí, yo sé que tu jefe “no merece” un empleado tan bueno como tú, tan sacrificial y comprometido. Sí, yo sé que tus hijos no consideran todo el esfuerzo que se hace para mantener la casa limpia. Pero ¿sabes algo? Me encanta que Dios dio LO MEJOR que podía darnos por amor AUNQUE NO LO MERECÍAMOS. Envió a Jesús, a morir por personas como tú y como yo, imperfectas, pecadores, desesperados y a veces egoístas. Dio su amor en la forma más perfecta para que tu y yo que NO MERECÍAMOS NADA, podamos ser MERECEDORES EN CRISTO JESÚS.

Este post no es para decir que “merecemos” hacer lo que amamos y que si no lo amamos, bye, no estás en el lugar correcto. ¡NO! Es para animarte a amar lo que haces, no a hacer lo que amas.

¿Sabes? Creo que Jesús hizo lo mismo, Él nos AMÓ y por amor vino al mundo como hombre, a vivir dificultad, sufrimiento y traición; CLARO QUE NO AMABA NADA DE ESO. Pero nos amó más que ese obstáculo.

Me gustaría cambiar el título mejor: ES UN PRIVILEGIO ESTAR CANSADOS, SI LO HACEMOS POR ALGUIEN A QUIEN AMAMOS. Jesús, nuestro mejor ejemplo.

Poniendo la semana más loca, ocupada, cansada de tu vida a los pies de Dios, sabiendo que si Él es nuestra motivación, si lo hacemos por honrarle a Él, Él nos dará ese gozo en el cansancio.

Si lo tuyo es trabajar; trabaja con excelencia.

Si lo tuyo es cocinar, cocina con sazón.

Si lo tuyo es limpiar; limpia como si fuera el mismo cielo.

Si lo tuyo es servir a Dios, hazlo con amor. 

No importa el QUÉ hagas, el CÓMO hazlo con la mirada en Jesús, que nos enseñó a encontrar GOZO en el proceso.

Mi libro favorito dice: “Cuando Jesús vio la gran confianza que aquellos hombres tenían en él, le dijo al paralítico: «Amigo, te perdono tus pecados.» (Marcos 2:5  TLA)

En otra versión dice: “Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: «Hijo mío, tus pecados son perdonados». (Marcos 2:5 NTV)

Hagámoslo con Fe, seamos la mejor versión que podamos ser; hagámoslo con gozo y los ojos puestos en Él y Él hará un milagro al ver tu confianza en Él, al ver tu Fe en Él.

Hagámoslo  como si dependiera de nosotros, hagámoslo EXCELENTE, con todas nuestras fuerzas y ahí Dios volverá eso en SU fortaleza y hará SU milagro.

Y sabes, el día de mañana no voy a despertar cansada sin esperanza; voy a despertar cansado sabiendo que tengo el mejor respaldo y Él será mi fortaleza.

¿Estás listo para cansarte en Jesús?

EXPECT MORE – ESPERA MÁS

Destacado

Esta semana fue una semana importante en el trabajo; vino el CEO de la empresa y fue todo un evento increíble y emocionante; el evento es transmitido a nivel mundial para todos los empleados de la empresa y como parte inicial del evento hubo mariachi y bailes típicos mexicanos; y esta mujer sentimental se puso a llorar emocionada de ver la cultura mexicana dándose a conocer en todos mis compañeros mundialmente; pero esto no es lo importante, fue algo de lo que dijo el CEO a los miles de miles de empleados, entre muchísimas cosas: EXPECT MORE que se traduce a ESPERA MÁS.

La ardilla de mi cerebro no pudo dejar de darle vueltas a la cabeza: ESPERA MÁS, ESPERA MÁS, ESPERA MÁS. ¡¡Uff!! ¿Sabes por qué me impactó? Porque sabía que si un CEO podía decir EXPECT MORE, ¿CUÁNTO MÁS VA A PODER DECIR DIOS QUE ESPEREMOS MÁS? Obvio me sentí súper feliz de que el CEO tuviera una cultura que nos invitara a esperar más y pedir más en el trabajo; pero yendo más profundo pensé en Papá, pensé en Dios, pensé en mi creador cerquita de mí diciéndome: ESPERA MÁS.

Mil pensamientos vinieron a mí, si cuando el CEO me dijo eso me trajo tranquilidad y gusto, ¿cuánto más me debe dar el que mi creador me diga eso? ¡Uuff! Porque la verdad a veces queremos limitar a Dios; decidimos ver nuestro panorama y darnos por vencidos, decidimos ver únicamente lo que el mundo dice de nosotros mismos; sin querer queriendo abrazamos el futuro que nuestros errores predicen; inconscientemente depositamos nuestra confianza en el lugar o persona incorrectos, en nuestro trabajo, en nuestra cuenta de banco, en nuestra posición, en nuestra familia; sin darnos cuenta le entregamos a la suerte nuestros planes y sueños. ¿En cuántas cosas le hemos quitado el lugar a Dios?

Yo no sé qué cosas estés pasando, no sé qué cosas tienes guardadas en el corazón y qué sueños o anhelos has dejado atrás; sólo puedo decirte que Jesús hizo todo para no viviéramos esclavizados al pecado, hizo todo para que sepas que en Él hay sueños nuevos, esperanza nueva y vida nueva; que CON JESÚS PUEDES ESPERAR MÁS. Que todo aquello que crees que te puede atar, en Su nombre DESATADO es; que todo aquello que te atemoriza, en Su amor te LLENA de valor; que todo aquello que te hizo tropezar, en Cristo eres LEVANTADO; que todo sueño que soltaste, en Jesús es SUPERADO.

Para no dejar pasar la vida con la mirada mal posicionada y el corazón sin esperanza necesitamos preguntarnos esto constantemente ¿Qué creo que puede hacer Dios en mi vida? ¿Creo que tiene lo mejor para mí? ¿En quién estoy depositando mi confianza? ¿En quién estoy poniendo mi esperanza? ¿Sobre qué verdades estoy basando mis decisiones? ¿Con qué ojos estoy viendo mis situaciones? ¿En qué estoy queriendo tomar el control en vez de dárselo a Dios? ¿En qué estoy dejándole a Dios todo el trabajo, sin tomar acción yo? En resumidas cuentas ¿Qué estamos esperando de Dios?

Prefiero vivir confiando y esperando MÁS en Dios, que vivir atemorizado, aturdido y agobiado por cargar todo en MIS fuerzas. Prefiero entregarle a Dios aquello que no quiero perder, porque sé que en Sus manos está el camino. Prefiero entregarle a Dios mis batallas, porque sé que en Él tengo la victoria. Prefiero entregarle a Dios mis emociones porque sé que en Él tengo las mejores decisiones y relaciones.

Así que… ¿Qué necesitamos entregarle?

¿Tu tiempo Netflix?

¿Tu matrimonio?

¿Tu trabajo?

¿Tu soltería?

¿Tus finanzas?

¿Tu alimentación?

¿Tu tiempo?

Pero sobre todo empecemos por entregarle el corazón.

¨Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!¨ Salmos 1:6

CON EL CORAZÓN EXPUESTO

Destacado

¿Sabes? No tengo mucha experiencia, ni tengo todas las respuestas; sin embargo, algo de lo que estoy segura es que cuando abrimos nuestro corazón algo hermoso sucede.

Ha habido tiempos en nuestro matrimonio en donde sin darnos cuenta, por no causar molestias o por no tener que “confrontar” un tema incómodo, simplemente lo dejaba pasar; tomaba aquello que me dolía, molestaba o me entristecía y lo guardaba profundo en el corazón para que no saliera al tema intentando olvidarlo y no tener ESA conversación; no tener que desvelarnos hablando sobre el tema (porque el único momento libre para platicar sin interrupciones es en la noche cuando ya estamos cansados), porque obvio que nunca hay tiempo para hablar cosas incómodas; siempre habrá algún pretexto insignificante para convencernos de que “equis, no importa. Lo hablaré en el momento indicado” y ese momento nunca llega.

Poco a poco, sin darme cuenta estaba AMARGADA por todo lo que había acumulado. Todo me molestaba, todo me dolía. Si me abría la puerta del coche o si no la abría; si lavaba los platos o no; si bajaba la tapa del baño o no, porque me decía bonita o porque no me lo decía, porque salíamos a cenar o porque nos quedábamos viendo Netflix; el más mínimo detalle era suficiente para afligir mi corazón y encontrar lo malo; claro, estaba ocultando algo en mi corazón que sin querer queriendo, lo empezó a pudrir.

Dejé a Joel en blanco, mi amado no tenía la más mínima idea de qué podría estar pasando porque yo había decidido “no complicar el asunto” y no decir nada… hasta que no fui yo quien lo dijo; fueron mis acciones, mi rostro gris y mis sonrisas no tan sinceras, mi cansancio, mis llantos inexplicables, mi sensibilidad extrema, todo me ofendía, ufff. ¡Qué difícil pensar que yo misma me puse en esa situación! A veces tememos y evadimos tanto una plática incómoda en el momento indicado, que llega a nosotros transformada en confrontación en el momento menos indicado, cuando ya tenemos el agua hasta el cuello.

Hay veces que no queremos soltarnos a amar, a expresarnos, a compartir nuestras cargas o preocupaciones tal cual somos, porque el mundo nos ha enseñado a aparentar, a vivir con un caparazón, con máscaras y aferrados a nuestras heridas y desconfiando INCLUSIVE DE NUESTRO MATRIMONIO.

No hay nada más hermoso que poder ser TRANSPARENTE y quien realmente eres con tu esposo. A partir de aquella vez que nos llegó el agua al cuello, desbordé mi corazón. Nuestra relación nunca fue igual. ¿Sabes por qué?  Porque pudimos ser aquello para lo que Dios nos creó: ser UNO.

Borremos el miedo de “ser vulnerables” o estar “expuestos”, no en el matrimonio, no con quien deberíamos ser UNO.

Joel y yo expusimos nuestros corazones, hablamos lo que dolía, de lo que amamos, lo que molestaba, lo que faltaba, lo que nos enamora, de todo un poco. Diría que es algo mágico, pero estoy segura que no es magia; es Dios el que se mueve en nuestra vulnerabilidad, es Dios quien sana nuestros corazones, quien nos une cuando decidimos exponer nuestro corazón. Nuestro amor se fortalece, la manera de vernos uno al otro crece por conocernos de una manera aún más profunda.

Después de haber platicado y llegado a acuerdos; de habernos animado a hablar en el momento, inclusive si eso significa “incomodar” nuestra comodidad, vaya la redundancia. No tienen idea del peso que se me quitó de encima, no tienen idea de cómo me cambió la cara, de cómo me sentía ligera en mente y corazón; me reía y sigo riendo, hasta empecé a cantar en la regadera…y sigo cantando.

Mi libro favorito dice: 

“El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu” (Proverbios 15:13 NVI).

“Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz todos son de fiesta” (Proverbios 15:15 NVI).

Te invito a exponer tu corazón, a ser vulnerable, a soltar aquello que estar cargando, a invitar a Dios a la conversación incómoda que has estado evitando; a ponerlo en manos de Dios porque en el que todo eso puede ser transformado.

Lo tuyo y lo mío es: NUESTRO

Destacado

Hay bazar en el trabajo; voy a darme una vuelta y veo unos shampoos ecológicos.

Leonor: ¡Ay! Me quiero comprar unos, deja voy por mi celular para preguntarle a mi marido.

Compañero de trabajo: ¿Qué cosa?

Leonor: para preguntarle a Joel, ver si está de acuerdo jeje.

Compañero de trabajo: aaah okeeey (haciendo cara de “que raro”).

——————————————

Estoy en el trabajo; recibo un mensaje de WhatsApp

Joel: Link de Amazon, seguido de un: ¿Qué opinas?

Leonor: Adelante, amor. Chido.

——————————————

Yo no sé qué habrá pensado mi amigo jajaja ¿Sabes? El shampoo no costaba más de $50 pesos. Y no se trataba del dinero (aunque sí hay un presupuesto), no se trata de “permisos” o de tener “autonomía”, no se trata de nada de eso; simplemente decidimos que al casarnos seríamos UNO y eso involucra TODAS las áreas de nuestra vida y que las decisiones las tomamos JUNTOS.

Me encanta la idea de que el matrimonio son dos trenes a toda velocidad que chocan uno con el otro. Cada uno viene con su propio equipaje, su propia cultura, sus propias formas, educación, ideas, expectativas, etc. ¡Y claro! Es evidente, venimos de familias diferentes, por lo tanto, vamos a tener desacuerdos pero los desacuerdos no tienen que convertirse en peleas; y las peleas no tienen que convertirse en separación.

Sí, vamos a tener un proceso de adaptación en donde aprenderemos a tomar decisiones juntos, un proceso en el que nuestra mente y nuestro corazón entienden que ya no somos sólo uno, ya no somos sólo novios; ya somos esposos, ya pensamos por ambos y las decisiones que tome yo, involucran a los dos, SIEMPRE.

En el momento en el que Joel y yo nos comprometimos, empezamos a unir nuestro dinero, dejamos de ver nuestras finanzas como algo a parte; ya no era “mi dinero” y “tu dinero”, ahora es NUESTRO dinero. Y no, no significa que “ÁMONOOOS A GASTAR”. ¡No! Claro que no; nos sentamos, hicimos un presupuesto, decidimos apartar primero lo primero, para Dios; apartar dinero para ofrendas, decidimos JUNTOS ofrendar para nuestros padres, decidimos JUNTOS cuánto íbamos a ahorrar para emergencias, si rentaríamos casa y de cuánto sería la renta, cuanto destinaríamos para gastar en nosotros mismos, en salidas, en comidas, en cine, etc. ¿Por qué? Porque somos UNO

Hemos visto que la principal causa más frecuente de discusión y/o separación es el dinero mal administrado, escondido, secreto o mal empleado y todo lo que puede derivar del dinero (inseguridades, mentiras, vidas secretas, etc).  Un motivo más para ser lo primero que rendimos a Dios, lo primero que soltamos antes de aferrarnos a querer tener el control (en el mal sentido).

¿Y sabes? No te voy a decir que es fácil, antes de casarnos vivimos mucho tiempo viviendo para uno mismo, decidiendo por ti, aceptando tu visión, tus planes y tus ideas como lo único y prioritario porque “aquí mis chicharrones son los que truenan” (porque no hay nadie más a quien considerar). Pero cuando cambia el panorama queremos vivir lo romántico y lo bonito sin soltar esta parte tan importante; pero luego el marido anda frustrado porque no le alcanza y la mujer gaste y gaste en ropita; o luego la mujer desesperada porque no le alcanza para la despensa y el otro ni en cuenta pensando que con eso hasta sobra. Luego nos enojamos porque “tú pagas la luz y yo la renta” pero los enojos llegan cuando la renta nada mas no sube pero la luz está más cara que la renta por tanto desperdicio y así se va llenando el saquito de frustraciones, todo por VIVIR JUNTOS, pero SEPARADOS.

Perdamos el miedo a sentarnos a ver cómo están nuestras finanzas; quitémonos la costumbre de “toma te deposité tanto” sin saber si con eso alcanza. Quitémonos la idea de “deja tengo un guardadito por si me voy o por si me deja”. Desmintiendo el dicho: ¡PONGAMOS TODOS LOS HUEVOS EN UNA CANASTA! ¡PONGAMOS TODA LA CARNE EN EL ASADOR, JUNTOS! Es ahí donde hemos decidido plantarnos, con quien hemos decidido ser UNO para toda la vida.

Y claro, habrá veces que no vamos a estar de acuerdo, que la decisión a tomar no parece tener punto medio, que por más que hablamos no queremos soltar nuestros propios puntos de vista, nuestras propias ideas. Ahí en donde entra la palabra mágica del matrimonio: CEDER. Necesitamos aprender a ceder, a soltar, a ser flexibles, a buscar el bien del otro, a ser un poco menos egoístas, a hablarnos con amor y decidir juntos sin resentimientos. Plantea tus “no-negociables” y tus “negociables” (pero no te pases con tus “no-negociables” jeje).

Y claro, no puede faltar, meter a Papá en esto:

“Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas”. Eclesiastés 4:11 (Versión TLA)

¡INVÍTENLO EN SUS DECISIONES! Su presencia y sabiduría con ustedes será su mejor elemento, su mejor aliado, su mayor fortaleza y guía en el camino.

Cada vez que tengan que platicar de ESA área difícil que es “intocable” ya sea, tu manera de comer, tu manera de administrar el dinero, tu manera de tomar decisiones, de limpiar, ¡lo que sea! Respiren profundo e inviten a Dios, que los llene de paciencia, sabiduría y un corazón noble que pueda tomar decisiones sanas; no desde el egoísmo, no desde la trinchera del “no toques esta área de mi vida, porque es mía”, porque eso tan tuyo, ya es de los dos. Recuerda que somos afortunados de tener cerca a quien nos conoce y que nos lleve cada día a ser la mejor versión de nosotros mismos, sí se lo permitimos.

¿Y tú? ¿Te vas a sentar a platicar aquello en lo que no estás siendo UNO?

Video recomendado: https://youtu.be/wrWfleHaqNU

El amor es una decisión

Destacado

Siempre me ha encantado el “Juego de preguntas” tipo secundaria; se trata de irse preguntando cosas, una pregunta cada quien e ir respondiendo por turnos; y obviamente que al conocer a Joel (mi esposo) se hizo mi víctima principal de este maravilloso Juego; Preguntas como ¿cuál es tu mayor sueño?, ¿Si tuvieras algún súper poder cuál sería?, ¿Si fueras presidente qué sería lo primero que harías?, Si pudieras ser un animal ¿cuál serías? y así muchas cosas súper interesantes para mí “nomás” jaja. Hasta que llegamos a la pregunta cursi de:

 ¿Para ti qué es el amor? – Este era el momento perfecto para que mi amado se luciera y dijera algo SÚPER romántico que me enamorara aún más, pero decidió responder: EL AMOR ES UNA DECISIÓN.

En el momento sólo pensé “¡Uff! ¡Cero romántico! ¿¡Qué onda!?”; pero al pasar de los meses y de los años cada día fui entendiendo a lo que Joel se refería.

Vivimos en un mundo que nos dice que necesitamos mariposas en el estómago como si dependiéramos de ellas; que el momento en el que “no me hagas feliz” me salgo por la puerta, tan fácil como cuando llegué; que en el momento que mi esposo o esposa no cumpla con mis expectativas (a veces expectativas muy egoístas) tengo “todo el derecho” del mundo de irme y que hasta “me había tardado”; que si de repente te cachas pensando en otra persona que no es tu pareja es porque es acabó el amor y pues NEXT; que si hay alguien más que te anda endulzando el oído no le pones alto porque “aquí si me aprecian” y así poco a poco se van tomando decisiones “inconscientes” que nos van alejando, que nos van llevando a abrazar la terrible mentira de vivir por lo que dicta nuestro estómago, nuestro engañado corazón. Pareciera que nos casamos con fecha de expiración.

Otra vez, el amor es una decisión; el amor es el arte de renovar lo mismo, haciéndolo mejor; como el buen vino, entre más pasa el tiempo es mejor. Son decisiones diarias por trabajar por el otro, a ir contra las mentiras, contra el cansancio, contra la costumbre, contra la indiferencia.

¡Hey! Seamos reales: no todos los días vamos a llegar a casa y estará nuestra esposa/o esperándonos con un beso apasionado, sonrisa esplendida, risueña, con ramo de rosas y cena romántica. No todas las mañanas despertarás contento y lleno de ternura porque se robó el cobertor, se pedorreó toda la noche y ocupó toda la cama jaja. No todos los días sonreirás al celular porque tu amada/o te mandó un mensaje de amor. No todos los días querrás escucharla hablar una hora seguida sin parar sobre cómo le fue en su día. No todos los años serán maravillosos, llenos de risas, sin pleitos, con estabilidad económica y salud. Pero todo esto no significa que no vamos a tomar la decisión diaria de amar sin medida, de amar sin llevar la cuenta; no significa que no vamos a esforzarnos en dar todo por sonreír cuando llega, por agradecer el poder amanecer juntos, por besar con pasión, por dar detalles sencillos pero constantes, permanecer en lo complicado y ver lo mejor del otro aún en el “fracaso”, por decir palabras dulces aun cuando estemos en temporada de “sequía”.

En la realidad no todos los días serán color rosa, pero eso no significa que no hay amor, eso no significa que “si no lo sientes, no lo vas a hacer”, al contrario, mientras menos quieras, decidamos firmemente ir más allá en eso que más nos está costando.

No todos los días vas a sonreír al despertar y ver a tu esposa/o junto a ti; a veces la frustración te va a ganar; pero eso no significa que no vas a ser intencional en darle gracias a Dios por ese “changuito apestoso” junto a ti, dar gracias por esa acaparadora de cama. Decidamos a ser agradecidos.

No todos los días vamos a querer ser detallistas, pero eso no significa que “si no me nace, no lo hago”, “no tengo ganas”. No vivimos de las ganas; vamos más allá de eso.

No todos los días vas a sonreír en cuanto pienses en tu esposa/o; pero no por eso vas a ponerte a pensar en otras personas. Al contrario ponte límites con las personas que identificas que no son correctas para tu matrimonio. Sé sabio con tus amistades.

No todos los años van a ser tan buenos como otros; pero eso no significa que esta temporada define tu matrimonio ni tu futuro. Empieza a dar los cambios que necesitas para que juntos lleguen a ser lo que tanto anhelan.

No estoy diciendo que el matrimonio es horrible, cansado y un martirio; claro que no. ¡¡ES LO MEJOR!! Pero igual vendrán días en los que no parecerá ser “de las mejores decisiones de tu vida”. Así que si hoy es un buen día, un buen año: ¡GRACIAS A DIOS! Aun así necesitamos acercarnos a la fuente. Y si hoy es un mal día también: ¡BUENO ES DIOS!

No importa si hoy es un día bueno o malo; hoy decidamos acercarnos al único que puede llenarnos de ese amor inagotable; el que nos va a dar las fuerzas para decidir en el cansancio; sabiduría para decidir en la desesperación; cariño para decidir amar en la sequía; paciencia para decidir permanecer; humildad para decidir quitar todo orgullo o herida.

Señor, ayúdame a decidir amar como tú amas; a tomar las decisiones que necesito.

A decidir perdonar lo que en mis fuerzas siento que no puedo. Tú me has perdonado, enséñame.

A decidir unir mis pensamientos con los de mi esposo. Señor, enséñame a ser humilde; no es quién es el mejor, sino qué es lo mejor para ambos.

A decidir agradar, enamorar y enfocarme en él, en cómo hacerle sentir amado yo a él y no él a mí; tú te encargarás de él.

A decidir comunicarnos; a no dejar de decir cómo estamos, cómo nos sentimos y qué nos pasa; dame palabras sabias, suaves y dulces.

A decidir ser flexible; a no verme sólo a mí; ahora somos UNO él y yo. Sé Tú quien me moldea, Señor.

A decidir ver lo mejor de mí esposo en todo tiempo; decidir ver lo mejor de nuestro matrimonio y de nuestro futuro; más cuando estoy cansada; aun cuando el panorama indica lo contrario.

A decidir confiar en que Tú Dios, tienes el control para cambiar todo panorama, diagnóstico, problema, herida o pensamiento. Tu eres mi lugar de descanso.

Señor, gracias por amarme como soy, pero amarme tanto como para transformarme en mi mejor versión; por enseñarme y acercarme cada día a amarte más y a amar más como tú.

Así que sí, al final entendí lo que Joel quería decir. Y no, no lo he dominado, pero he decidido vivir decidiendo amarlo cada día de nuestras vidas.

¡HAY ESPERANZA!

Destacado

Dios es tremendamente bueno.

Estas semanas he tenido la oportunidad de ver varios amigos, amigas, algunos que hace mucho tiempo no veía y otros que veo cada semana pero no nos dábamos el tiempo de detenernos y platicar ya más a fondo.

En estas pláticas hubo de todo; chistes buenos, no tan buenos; noticias malas y otras tristes; noticias buenas y otras retadoras; de todo un poco. Pero ¿sabes la constante? Lo que al principio parecía ser una mala noticia, una mala situación, algo irreparable, algo para entristecerse, algo para lo que no había vuelta atrás, conforme iban contando la plática se iba tornando diferente; había una parte en la que podían decir que esa situación sí, sí fue difícil; pero a pesar de ello pudieron ver la bondad de Dios dentro de ello; que sí, en el momento no entendieron; pero ahora pasados los días, semanas, meses, incluso años. Pueden decir “Que bueno es Dios”, “Dios nunca me dejó”, “Dios me respaldó”, “Ahora entiendo”, “Ah! Ahora lo veo”, “Gracias a Dios pasó así”, “Gracias a eso hoy puedo hacer…”, “De eso aprendí que..”. ¡Uffff! Me llena de emoción recordar ¡QUE HAY ESPERANZA!.

No te voy a mentir, hubo suspiros largos, lágrimas de cocodrilo; recordar a veces no es fácil, pero estas lágrimas no fueron cualquier tipo de lágrimas, fueron lágrimas de sentimiento pero que no salían de ojos “vacíos”, no salían de ojos “perdidos”; salían de ojos brillantes, ojos que aunque lloraban parecían sonreír. Suena raro, suena muy cursi; pero es real. Lo que pude ver en cada amigo y amiga fue una mirada tranquila que expresaba “Dios es bueno, Él tiene cuidado de mi”.

¿Y sabes que me encanta? ¡No es normal esto! Personas decidiendo ver a Dios en medio de su situación; personas vulnerables e imperfectas que deciden contar su vida por medio de los ojos de Dios y no los del panorama. Que deciden no ser víctimas de los sucesos; si no que se toman de su identidad de VENCEDORES EN JESÚS y ven el oro en la situación; personas ORDINARIAS viviendo una vida EXTRAORDINARIA; no porque todo sea color de rosa, pero porque deciden enfocarse en lo EXTRAORDINARIO que Dios hace en sus vidas.

Y sí, hay situaciones en la vida en la que simplemente estamos todavía en la etapa en la que no entendemos, no podemos, no queremos, no vemos, ¡no nada! Y sí, así se siente, así es a veces en casa, en tu matrimonio, en tu familia, en el trabajo, en tu corazón. Simplemente no vemos la luz al final del túnel, vemos la superficie todavía muy arriba y nosotros muy ahogados; Pero sabes; ver a estos amigos hablando de la bondad de Dios me llenó de esperanza, me llenó de fuerzas para decir con seguridad: ¡HAY ESPERANZA! Desconozco tus batallas, desconozco las heridas de tu corazón, desconozco tu situación de matrimonio; no sé cuánto tiempo llevas esperando un sueño, una promesa, reconciliación, poder perdonar lo que prometiste no perdonar nunca, poder amar de nuevo, ser amado, tus finanzas, yo no sé. Pero puedo decirte HAY ESPERANZA.

¿Sabes? Hoy sólo puedo invitarte a IR A LOS PIES DE JESÚS a entregar aquello que no puedes cargar, que no puedes entender y que te duele, te confunde o te aturde. No te estoy diciendo que sueltes todo por la borda y le digas “Toma Dios ahí ve cómo le haces con este rollo” jaja (a veces si dan ganas, ¿no?) Más que nada te quiero animar a tomar acción, pasos de fe, decisiones sanas dentro de tu situación y eso hacerlo con el corazón confiado en Jesús.

Hace muchos años, Jesús vino a este mundo, entregó Su vida por nosotros y resucitó para poder darnos esperanza; para que cuando decidiéramos abrirle el corazón, conocerle y amarle, pudiéramos llenarnos de Él, de Su amor, de Su perdón, Su gracia, de Sus fuerzas, Su sabiduría, Su protección, Su cuidado pero sobre todo que sepamos que Él es nuestra esperanza.

Dios, Tú tienes cuidado de mí. Estoy buscando Tú voluntad y tomando decisiones conforme a lo que sé que es Tú voluntad; aún si me equivoco, sé que Tú lo vas a hacer obrar para bien, si lo vas a acomodar en tu plan, me vas a enseñar y me vas a mostrar el camino. Señor, hoy comenzaré a dar pasos, empezaré a caminar segura y confiada en que eres Tú quien me respalda, el que me abre camino dentro de esta situación, el que sana mi corazón. El que me aleja de mentiras del enemigo y me rodea de personas que me aman y me acercan más a ti. GRACIAS por que en ti tengo esperanza y contigo puedo vivir confiado.

Si estabas pensando en rendirte… HAY ESPERANZA.

MÁS SUEÑOS QUE MIEDOS

Destacado

Siempre, desde la primaria hasta hace unos años, tuve un conflicto MUY grande con los ejercicios de ¿Cómo te ves en 5 años?, ¿Cómo te ves en 10 años?, ¿Cómo te ves en 20 años? Ufff ¡Los odiaba! ¿Cómo por qué me hacen esto? Me aturdía pensar en el futuro; ya muuuchos años después mientras conocía y enamoraba del mejor hombre del planeta (mi esposo) me llega el con la pregunta ¿Cómo te ves en 10 años? ¿Cuáles son tus sueños?  ¡Lo quería matar! Ya no estoy en primaria, ¿Por qué me tortura así!? Pensé.

Esta semana cumplo 5 años de haber cambiado de ciudad; de mi hermosa Mérida a mi gran Guadalajara. Y como en cada nueva etapa uno tiene una mezcla de emoción, nervios, temor, expectativas y miles de sentimientos encontrados entre no querer dejar mi lugar y la emoción por aventurarse a lo que viene en lo nuevo.

Si hubiera hecho el ejercicio de ¿Cómo me veo en 5 años? Justo antes de venir, créeme, la respuesta hubiera sido TOTALMENTE equivocada; no esperaba NADA de lo que ha pasado en estos años. En mi familia, el panorama era obscuro, muy obscuro, sinceramente varias veces estuve a punto de dejarlo todo y regresar; al día de hoy Dios ha restaurado mi familia y seguirá haciéndolo cada día más. En mi vida profesional, jamás me hubiera imaginado estar en donde me pondría Dios, en el trabajo que Él me ha dado; pero sobre todo mi relación con DIOS, JAMÁS me hubiera imaginado todo lo que Él ha hecho en mí y cómo tomada de Su mano he visto todo lo que me rodea sanar, restaurar y prosperar. No, mi vida no es perfecta, de plano, no lo es; sigo teniendo batallas, situaciones que salen de mi control y a veces igual siento el agua llegarme al cuello pero si nos atrevemos a salir de nuestra posición, de nuestro panorama y hacemos este análisis, he podido ver cómo Dios ha obrado en medio de todo; Dios me ha enseñado a vivir yendo PASO A PASO confiando en que con Jesús TODO obra para bien; hasta lo que parece imposible. Mi panorama hace 5 años definitivamente no pintaba para lo que es el día de hoy. ¡Dios es bueno!

Y yo sé que tal vez ahorita estés pensando que este tipo de buenas noticias, buenos cambios y milagros no aplica para ti, que es suerte, que le pasa a algunos pero a ti no, y sí, efectivamente yo no sé por qué tipo de batalla estés pasando; no sé lo que tu panorama actual dice de tu futuro; no sé el cansancio que estás viviendo; no sé las traiciones y heridas que tienes en el corazón; desconozco tus miedos; pero lo que sí sé es que Dios hace MARAVILLAS; que en tu batalla, Él te hace vencedor; que a pesar del panorama, Él tiene un futuro glorioso para ti; que en el cansancio, Él es tu fortaleza; que en las heridas, Él sana, Él te restaura; que en las traiciones, Él sigue siento fiel, Él está a tu lado, nunca te deja; y que en tus miedos, Él tiene sueños más grandes de lo que nuestra mente puede imaginar, dejémonos sorprender por Él. Aún en la espera, vamos a gozarnos en la promesa de que Él tiene lo mejor y esta preparándolo; creo que preferimos que sea en SU tiempo y no en el nuestro, aunque la espera sea tooodo un proceso, prefiero mil veces más SU sueño, en SU tiempo, en SU plan.

El día de hoy me encantaría que pudiéramos respirar hondo, cerrar los ojos y decirle a Dios aquello que te asusta, confesarle aquello que en lo que te da miedo soñar, los motivos por los cuales no te permites soñar, ser transparente y aceptar que hay cosas en lo que has pedido la fé, platicarle los temas de tu mente que has guardado en la obscuridad porque estás cansado, porque tienes miedo de pedir, de soñar y no verlo realidad. Que pongas en la mesa aquello que incomoda, que sabes que necesitas que Dios intervenga porque en tus fuerzas sientes que ya no puedes; aquello que necesitas ver con los ojos de Dios y no con los de tu situación. Decidamos entregárselo, ponerlo a los pies de Jesús, sabiendo que en Él somos nuevos, en Él tenemos esperanza, en Él somos vencedores, porque cuando ÉL VENCIÓ, venció por ti, para que no estés más separado de Dios, si no que tengamos vida, descanso en Él , fuerzas nuevas y sueños que sobrepasen nuestra realidad.

Jesús…

Perdona las veces en que no he creído, te he limitado o sacado de mi vida.

Limpia mi mente, permíteme pensar como tú piensas.

Dame tus ojos, permíteme ver cada situación como tú ves, aunque sea mala, permíteme verte a ti en medio de ella, permíteme ver la oportunidad para darte tu lugar.

Transforma mis ideas, dame tus sueños.

Borra mis miedos, remueve lo que no es de ti. Quita toda mentira del enemigo que me impida soñar contigo.

Cierra puertas que no son tuyas y abre las puertas que me acercarán a ti.

Acércame a las personas correctas y dame fuerza para alejarme de las que me alejan de ti.

Muéstrame el camino para cada día verte hacer maravillas.

Dame la fuerza para levantarme, para decidir seguir y ser esa persona que me has llamado a ser.

Examina mi corazón y transfórmalo, sana las heridas, quita las raíces de amargura, rebósame de amor, enséñame hablar vida.

Pero sobre todo, lléname de ti, lléname de tu presencia; enséñame a caminar cada día a tu lado para que venga lo que venga, pueda soñar contigo, amar como tú amas, ver como tú ves y hablar como tú hablas.

Así que ¿Cómo te ves en 10 años?

COMO LA PRIMERA VEZ

Destacado

Hace unos 9 meses tuve la bendición de cambiar de trabajo al mejor lugar para trabajar hasta el momento; antes estaba en una empresa que aunque disfrutaba lo que hacía, el ambiente laboral no era el mejor (horrible) y cada día era un martirio mental, cada noche pesadillas de estrés y un desanimo terrible cada mañana el saber que tenía que regresar a ese lugar.

Cuando me dijeron que ya estaba aceptada en mi nuevo trabajo, a pesar de todo lo malo que tenía mi trabajo, mi corazón de pollo empezó a salir a la luz; mi mente dramática empezó a reproducir en automático la canción No me voy de OV7.

Cada día que iba a la oficina pensaba “esta será la última semana que te peleas por estacionamiento”, “esta será la última vez que pasaras por estos caminos llenos de clavos y baches que ponchas tus llantas”, “esta semana será de las últimas que te aguantas las ganas de ir al baño por 30 min porque hay fila en el único baño de mujeres”, “esta semana será la última en que estarás en estos pasillos y oficina” mientras suspiraba nostálgica en cada paso; con una paciencia nueva sabiendo que era de las últimas veces que batallaría con esas llamadas y personas difíciles. ¡Uuff! me quedaba viendo a mis compañeros con añoranza, sabiendo que en mi mente los iba a extrañar (súper emocionada por lo que venía, pero aun así, triste por lo que acababa, casi casi confundida sobre si realmente me quería ir o no).

Me puse a pensar en esto hace poco y dije ¿qué pasaría si apreciáramos todo lo que hacemos como si fuera la última vez? O al revés, como la primera vez. Porque es bien sencillo que la costumbre, el cansancio, el enojo, las discusiones o malos entendidos hagan que lo que hacemos diariamente nos parezca una carga más, algo que tenemos que hacer porque “así funciona la vida”. Tengo que trabajar, tengo que cocinar, tengo que orar, tengo que salir, tengo que hacer ejercicio, tengo que saludar, tengo que, tengo que, tengo que… miles de “TENGO” que se nos olvida hacer como si fueran un “QUIERO”.

Me encantaría poder despertar con la misma emoción con la que despertaba de niña el primer día de clases emocionada por estrenar mis nuevas libretas, nuevos colores, por dibujar mis portadas, descubrir mi nuevo salón y mis compañeras. ¿Cómo te estas despertando para ir al trabajo/escuela?

Despertar con la misma emoción por hacer el desayuno a mi esposo, tanto como cuando quería anillo tan insistentemente para casarnos y al fin despertar juntos y hacerle el desayuno y cafecito para consentirlo. ¿Con qué gozo estás sirviendo en casa?

Ir motivada al gimnasio tan emocionada como esos días cuando la báscula esta buena onda y muestra kilos menos. ¿Con qué pasión estás trabajando por tu salud?

Ir en el tráfico tan expectante como cuando llegas a una nueva ciudad y ves el mundo con ojos nuevos. ¿Cuál es tu actitud al estar manejando?

Disfrutar todas las lluvias como disfrutas la primera lluvia de temporada que refresca la ciudad. ¿Estás quejándote?

Ver todos los retos del trabajo con la misma seguridad que cuando te contrataron y estabas feliz y contento sabiendo que Dios te puso en ese lugar por algo. ¿Tienes miedo?, ¿Estás trabajando con excelencia?, ¿Realmente estás trabajando como si Dios fuera tu jefe?

Orar por tu batalla más difícil como si fuera la más fácil así como cuando acabas de experimentar el amor y poder de Dios en tu vida.  ¿Oras en automático?

Escuchar a tus familiares contarte las mismas historias como si fuera la primera vez o como si supieras la fecha de expiración de cada uno. ¿Volteas los ojos con tu familia?

¿Sabes? Encontrar GOZO en lo que hacemos puede ser una de los mejores hábitos que podemos adoptar; agradecer los “tengo” para convertirlos en “quiero”; celebrar los procesos para disfrutar los resultados; aprender a ver el oro aún en la situación más obscura, para poder sacarle brillo. Ver cada parte como una oportunidad de crecer, aprender, madurar y moldearnos para parecernos más a Jesús.

En los momentos de dificultad, en los que tengo más desánimo me ayuda muchísimo pensar ¿Cómo crees que Jesús haría esto?, ¿De mala gana?, ¿Con berrinches?, ¿lavaría los platos mientras dice a regañadientes lo mucho que odia hacerlo?, ¿hablaría a las espaldas de su jefe en el trabajo?, ¿sanaría enfermos con asco de tocarlos y repulsión?, ¿Consolaría a su pueblo nada más porque “tiene que”? ¡NO! Lo hace lleno de amor, lo hace con excelencia, en obediencia a nuestro Padre con dedicación.

Dios QUIERE amarnos, QUIERE, perdonarnos, QUIERE sanarte, QUIERE acercarte tu mejor versión de ti.  Si no fuera porque Él decidió QUERER amarnos, querer salvarnos, nuestra historia sería MUY diferente.

Decidamos abrazar a Jesús en nuestra vida; decidamos ver la vida con sus ojos, con ánimos nuevos, con fuerzas nuevas, con agradecimiento nuevo, el mismo que sentiste LA PRIMERA VEZ; y disfrutando como si fuera LA ÚLTIMA VEZ.

Sé que habrá veces en que aunque quieras, sentirás que no puedes; pero estoy segura que entregando todo a los pies de JESÚS, vas a poder encontrar eso que necesitas para ver cada situación, cada tarea, cada proceso, un día a la vez más como Jesús.

Tenemos el mejor ejemplo, el mejor guía, el mejor ayudador para poder vivir transformando todos nuestros TENGOS a QUIEROS.

Le declaro la guerra a mi peor enemigo que es…

Destacado

Navidad en mi casa siempre ha sido una de mis fechas favoritas, ahora mis razones ya son muy diferentes pero antes, al ser una niña pequeña lo que más nos emocionaba eran tres cosas: ir a Monclova, Coahuila a ver la nieve (nunca nevó); nuestra lista de regalos a Santa Claus y la cuenta regresiva del 1ro de Diciembre al 24, en donde nos daban un chocolatito o dulcecito por cada obra buena que hiciéramos en el día. Mi hermanita y yo nos pasábamos todo el día en la tele para ver los comerciales de los juguetes más padres de la temporada; nuestras listas llegaban a ser de unos 30 juguetes (y agrégale los de pilón como “la paz mundial” y esos para que Santa viera que éramos buenas jaja). Nuestras cartas de Navidad podían ser de hojas y hojas, al derecho y al revés; no significaba que nos traerían talvez ni uno de los de la lista jaja pero pues hacíamos el intento “pa’ darle opción a Santa”.

Recuerdo una Navidad muy en especial, muy grabada en mi corazón. Esa Navidad en la que ya estaba por entrar a la tormentosa pubertad y más lejos de ser sólo una niña; como cada año escribí mi carta junto con mi hermana, tal vez ya no fueron 30 cosas; nos hicimos más consientes con los añitos.

Ese año puse la carta incompleta en el árbol y un día o dos antes de Navidad la completé para no arriesgarme a que alguien más que no fuera Santa la leyera pues me avergonzaba lo que estaba por poner;  completé EL último punto de la lista, lo escribí con toda mi esperanza y un anhelo desesperado.

Después de los festejos navideños, llegué a casa a dormir, ansiosa por el amanecer; me obligué a dormir para que pasara rápido y SE CUMPLIERA AL FIN…

25 de Diciembre, 6:00 AM, me despierto, abro los ojos con el estómago revuelto de emoción, alzo mis sábanas, observo y ¡Oh! ¡Decepción! “Ser flaca” no se cumplió; Seguía gordita, aún tenía pancita, seguían mis piernas anchitas. ¡¡NOOOO!! No funcionó; ni modos. Tendré que aprender a vivir con ello. Me levanté y fui a ver si por lo menos los otros 29 de la lista sí se habían cumplido jeje.

Sinceramente es una historia que tenía súper empolvada y que es difícil de compartir pero si sigue en mi memoria, sé que Dios puede hacer maravillas y convertir en bendición cada situación y proceso que vivimos.

Creo que esta batalla es más real y más normal de lo que queremos aceptar; cada día se vive más cruda y de forma más “violenta”. Pero creo que muchos hemos batallado con la comparación o inseguridades, ya sea por tu voz, si tu piel es muy blanca o muy morena, si estás flaco o gordo, si tienes cicatrices, lunares, por tus ojos, tus pecas, tu sonrisa, tus orejas, yo no sé. Y sé que todos son cosas físicas y que “lo físico no importa, lo que importa está en el interior” SÍ; pero ¿sabes?, es horrible escuchar eso cuando existe una batalla real diaria en tu mente, cuando estás inconforme con lo que ves, que claro, no debe definir lo que eres, pero en el día a día sí termina determinando cómo te comportas, lo que dices, lo que haces o no haces.

La historia estaría bien chida si les platicara que lo superé en la adolescencia o mínimo después de prepa y que ya todo bien; pero la verdad es que no, esta batalla con mi cuerpo ha sido una batalla de todos los años, de cada mes y cada día. Y sinceramente estos últimos meses habían sido una batalla campal en mí; quiero explicarme bien, me amo, me gusta quién soy y cómo soy, sé que Dios me ama y los planes que tiene conmigo, pero al final del día uno llega a la misma báscula que dice que todo eso que Dios piensa de mí no aplica ni para mi peso, ni mi dominio propio, ni mi salud.

¿Qué serán? ¿Ocho o nueve años de edad? ¿Será que desde ese entonces empezamos a querer saltarnos procesos? ¡Qué fácil hubiera sido! ¿Qué hubiera aprendido? Sería como una dieta milagrosa que nos llevaría directo al rebote. Claro que creo que Dios hace milagros, pero también creo que la bendición que hay DENTRO DEL PROCESO. Y si ese “milagrito” no ha sucedido hasta el día de hoy estoy convencida que Dios tiene un plan para forjar nuestro carácter, para enseñarnos a tomar decisiones, para saber administrar lo que él nos ha dado (en este caso, nuestro cuerpo), para ser agradecidos también y multiplicar lo que tenemos para Él.

No es que a Dios no le importe nuestra batalla, definitivamente no es eso; necesitamos aprender qué cosas no podemos cambiar y qué cosas son transformables, qué cosas están en nuestras manos; aprender a identificar en qué cosas Dios nos ha dado las herramientas para el proceso.

-No puedo cambiar que a Joel le gusten las motos; sí puedo cambiar que use protecciones, horarios en los que la usa y sugerir rutas seguras para manejar; eso sí es negociable.

-No puedo cambiar que en mis genes engordo casi casi por comer aire, lo que sí puedo cambiar es mi manera de ejercitarme, alimentarme y amarme.

-No puedo cambiar las cicatrices/manchas/estrías llámale como quieras; si puedo cambiar el cuidado que le doy y cómo evitar tener más.

Podrán ser ejemplos tontos, ponle el nombre que quieras, ponle el nombre de tu batalla y entrégale a Dios eso que pensaste no podrías cambiar y que Él de muestre aquello que es negociable, aquello a lo que te has rendido. Sí, yo sé que hasta tú mismo te has cansado ya de lo mismo, de intentar e intentar, de frustrarte cada cierto tiempo por LO MISMO; por cada año ser el mismo objetivo no cumplido. Aun así estoy segura que aún en nuestra debilidad si se lo entregas a Dios, Él te dará la fortaleza y sabiduría para un cambio en lo que es transformable.

¿Qué área de tu vida no estás invitando a Jesús a gobernar?, ¿En qué situaciones de tu vida le estás diciendo sin querer queriendo “Aquí ni le muevas, que no hay manera”?, ¿A qué heridas ya les diste el poder de dominarte y definirte? Creo que nuestro peor error es decirle a Dios “no te metas”, y a veces lo hacemos sin saberlo, sin ser consientes; ¿Por qué cosas has dejado de orar? O ¿Qué cosas ya “aceptaste” en tu corazón que no pueden ser cambiadas (como si ni él pudiera hacerlo)?

Hace unos domingos, mientras oraba ¡UUFFF! Dios abrió mi corazón y como buen Doctor movió cada cosa a su lugar, borró mentiras, acomodó ideas y me animó a recordar Su cruz, a recordar la MÁS GRANDE BATALLA, la batalla que Él pasó por nosotros, para que nosotros fuéramos libres de lo que nos esclaviza y llenos de Él, de su amor.

Ese domingo decidí entregarle a Dios lo que yo llamaba “mi batalla”, decidí recordar la cruz y recordar que SU VICTORIA ME DIO VICTORIA. Que si algo iba a tener poder sobre mí, sería Él y nada, ni nadie más. Necesitamos creerle a Jesús; que Él ya ganó nuestra batalla, hasta esta batalla con la comida, con tu físico porque por más “tonto” o “humano” que pueda ser, a Jesús le importa y tiene cuidado de ti.

Literalmente salí diferente de la Iglesia, hasta sentí que caminaba diferente, porque salí sabiendo que Jesús va delante de mí; que Él cuida mis pasos, pelea mis batallas y ya las ganó. Que no soy esclava de mi boca y que puedo decir no, que puedo comer pero que también Él me ha dado dominio propio para medirme; que Él es mi fortaleza aún en la debilidad; pero sobre todo, que Él está conmigo en mi proceso, que si tengo un día malo, Él será el que me levante y el que me anime a regresar al camino.

En el proceso:

-Puedes comer de todo, pero poquito. En Jesús tienes dominio propio, usa esta herramienta.

-Te veas como te veas, HAZ ALGO por sentirte bonita; sé que mucho de tu closet no te queda, pero agarra esa una cosa y arréglate, píntate, ponte aretitos, lo que sea! Créeme, te va a levantar el ánimo.

-Decide hacer algo; si lo que necesitas es hacer ejercicio, encuentra el tiempo, aunque tengas que bailar zumba sola en tu cuarto. Si lo que necesitas es cuidar tu piel, encuentra el tiempo; desmaquíllate, ponte cremita, consiéntete, verás que poco a poco haces las paces contigo misma.

-Ponle un alto a tu mente; deja de compararte. Tú tienes tu proceso, vívelo.

-Encuentra amigas que te animen; los comentarios tóxicos están demás; encuentra amigas que te acompañen en tu proceso. Si están viviendo lo mismo, es para animarse a cuidarse y comer bien, no para llorar y comer porquerías juntas jeje.

-Haz un deporte/ejercicio que te anime, baila, corre, nada, bicicleta; al principio sentirás que te quita toda la energía, pero luego le agarras el gusto y sentirás que el ejercicio es lo que te da energía.

-Invierte en tiempo en ti; ¿te anima pintar?, ¿te anima escribir, leer o cantar? ¡Date el tiempo de recargarte!

-Sé agradecida. No sé cuál sea tu situación pero enfocarte en lo que SÍ tienes, lo que SÍ eres y lo que SÍ has logrado te va a levantar.

-Si tú estás junto a alguien que está batallando con esto; no le juzgues, construye con tus palabras, declara sobre VIDA y ÁNIMO, pero sobre todo, ora por ellos.

-Si tú sabes de alguien que está en un proceso, el que sea, sé parte, nota los pequeños avances, las pequeñas decisiones; el día más difícil de esa persona puede cambiar gracias a que notaste su esfuerzo.

-Si tú batallas con algún tipo de desorden alimenticio, esto aplica también para ti. Abraza la promesa de victoria para ti. No es “tu bulimia”, no es “tu anorexia”, eso ya no te define más, con Cristo eres vencedor sobre todo eso.

-Es fácil encontrar culpables: “es que como así por mi esposo”, “es que el trabajo”, “mis papás me traumaron”; no veremos cambio en nuestra situación si no decidimos tomar lo que tenemos en nuestras manos, lo que de nosotros depende para cambiarlo de la mano con Jesús.

Lo más importante: invita a Jesús a tu vida, que Él es el que te va llenar de lo que necesitas. Habrá días más difíciles que otros, pero en Él encontrarás lo que necesitas.

Si mi niña interna de 8 años tuviera que cerrar este post terminaría diciendo “Le declaro la guerra a mi peor enemigo QUE YA NO ES: LA COMIDA” y me iría corriendo a jugar libre sabiendo quienes mi respaldo y que en Cristo tengo todo lo que necesito.

A MI MANERA

Destacado

Estos últimos años he estado aprendiendo a hablar LSM (Lengua de Señas Mexicana) y realmente los primeros años fue un tremendo reto; para ser franca, sigo sin dominarlo, pero me he esforzado en aprender y en disfrutar el proceso; al principio tuve que aprender las bases y la estructura, las señas básicas, vocabulario y mil cosas más. El error más común es querer traducir cada palabra a una seña, cometiendo el gran horror del “español signado”, que resulta ser casi un insulto para muchos sordos por estar adecuando SU lengua a la tuya. Lo correcto (y más difícil) es aprender el gran arte de la INTERPRETACIÓN, que es mezclar las señas con las ideas creando una imagen, logrando casi casi una obra de arte al hablar.

Mientras intentaba practicar con mis suegros (ambos sordos), al principio traducía palabra por palabra (las pocas que sabía), luego al ver que no me entendían, mi cerebro en modo supervivencia empezaba a hablar en inglés jaja “pues si no me entienden en español, tal vez en inglés si” jaja, así MENOS. Tendía totalmente a querer adecuar su lengua a la mía, quitar sus estructuras y que se acoplen las mías pero obviamente, eso no funcionaba, no nos entendíamos, terminaba rindiéndome y recurriendo a Joel para que sea mi intérprete.

A veces, así sucede en nuestras relaciones, no hablamos el mismo lenguaje y queremos que el otro entienda el nuestro, sin esfuerzo por aprender el suyo. Queremos que el mensaje sea entendido por el otro comunicándolo a nuestra manera. Como aprendimos en la escuela, en el circuito de comunicación, el emisor de la información es responsable de hacer llegar el mensaje claro al receptor. ¿Y sabes? Vivimos en un mundo que nos dice que “cada quien entiende lo que quiere”, “entendiste lo que hiciste”, “yo lo voy a decir así como va y ya tú ves qué haces con eso”, deslindándonos totalmente de la responsabilidad de nuestro mensaje.

Y claro está que este fenómeno también pasó en nuestro matrimonio, tuvimos que entrar al maravilloso mundo de LOS LENGUAJES DEL AMOR, que si no has leído, escuchado o identificado el tuyo, es un MUST para hacerte la vida más fácil a ti y a los que te rodean; básicamente los lenguajes del amor son la manera en la que cada quien expresa el amor “a su manera”. Y siéndote sincera cuando nos casamos, yo entré en esta burbuja enorme color rosado en la que pensaba que Joel diario me llegaría con sorpresas, que todo el tiempo estaría yo adherida a él “haciéndole piojito” y el a mi, mandándonos mensajitos o notitas de lo mucho que nos amamos (llámenme ridícula) y con el paso de los meses, esta mujer cada día se ponía más triste, me sentía menos amada, menos valorada, más desanimada, más enojada, de todo un poco; realmente me cuestionaba muchas cosas ¿será que me ama?, ¿de verdad le cuesta tanto tal cosa?, si tan solo hiciera esto ¿acaso no le nace?, ¿será que haría esto por alguien más pero por mí no se motiva lo suficiente? después de orar mucho tiempo y llevarlo a los pies de Jesús, Él acomodó mis ideas, mis preguntas, mis sentimientos; y además de animarme a orar por mi esposo, Dios logró romper esa burbuja gigante rosada y animarme a platicar mis expectativas a mi amado esposo.

Cuando Joel y yo platicamos, le compartí mis expectativas con MUCHO amor; cómo me sentía y lo que esperaba de él, sin exigir, sin juzgar, sin reclamos (bueno un poco jeje), con una que otra lágrima (o sollozo) y muy sabiamente Joel me dejó hablar, desahogarme, decir todo lo que tenía dentro, sin interrumpir, sin justificarse, sin pelear o debatir. Realmente es un amor. (Te amo, mi vida).

Al terminar Joel parecía estar un poco contrariado, realmente no pensaba estarla “regando” así como yo lo percibía, me platicó como él pensaba que me mostraba amor pero ahora sabiendo como yo lo veía, decidió regresar a lo básico, el circuito de la comunicación; aunque él estaba intentando hacerme sentir amada A SU MANERA, yo no estaba entendiéndolo así. El mensaje no estaba llegando al receptor, en este caso a mí.

Para no hacerles el cuento largo, decidimos amarnos en el lenguaje del otro, claro, no voy a dejar de mostrarle amor en mi lenguaje, pero también voy a ser INTENCIONAL en aprender SU lenguaje y expresar amor como él lo necesita, como él lo espera y no “a mi manera”. Decidimos no volvernos egoístas pensando “que aprenda a amarme como yo amo”, “así soy, así se enamoró; no me va a cambiar”.

Cuando te dije que se rompió mi burbuja rosada fue porque decidimos ser prácticos y realistas, suena un poco triste, pero literalmente, le hice a Joel una lista llamada “Tips para volver loca a tu esposa” (que oso, lo sé); esta lista tiene aproximadamente unos 30 puntos que tienen el objetivo de ayudar a Joel a APRENDER mi lenguaje. Él ha decidido aprender con un corazón dispuesto y creo que lo mínimo que puedo hacer es cooperar para que cuando le nazca él tenga a la mano algo que le ayude en este proceso. No voy a ponerme mis moños en pensar “aah no, si se lo pido no cuenta”, “si te lo tengo que pedir no quiero”. ¿Sabes lo difícil que es aprender un nuevo idioma? ¡Imagínate este!

Este post es para animarte a no sentirte sol@, para quitarte la mentira del enemigo que quiere convencerte de que no eres amado y que “te casaste con la persona incorrecta”; es para animarte a ser el que ama más allá de si mismo; para animarte a quitar todo prejuicio o idea “romántica” que este afectando tu relación; para recordarte que eres amado pero que somos imperfectos y necesitamos un proceso para aprender a amar; quiero animarte a ser equipo con tu pareja para aprender su forma de amar pero también invitarte a estar dispuesto a enseñar como amarte.

Sobre todo necesitas saber que aquel amor que te puede haber faltado, que te puede estar faltando o que algún día sentirás que te falta, puede ser cubierto, llenado y rebosado si buscas en la fuente de amor inagotable: Dios. El único capaz de entender lenguaje a la perfección, capaz de amarte tal y como lo necesitas.

Si tú nunca te has sentido amado, te tengo una buena noticia, Jesús habla tu lenguaje de amor; a él puedes recurrir y sin duda, vas a encontrar el amor que necesitas, el amor que te falta, el amor como fue diseñado para ti.

Si tú piensas que no sabes amar, tienes al mejor ejemplo, en la biblia puedes encontrar como Jesús con cada persona con la que estaba podía demostrarles amor en la forma en la que lo necesitaban,  tenía las palabras adecuadas, los gestos indicados, el amor correcto.

Si tú piensas que no eres alguien fácil de amar, Jesús sabe amarte, Jesús te ama tanto que se hizo humano, se humilló hasta morir de amor por ti para darte esperanza.

Si tú crees que no puedes amar, en Jesús encontrarás tanto amor que amar y aprender a amar va ser un reflejo natural en ti.

Así que hoy, sólo puedo terminar diciendo que decido amarte cada día con mi corazón pero usando tu lenguaje.

Libro recomendado: Los cinco lenguajes del amor – Gary Chapman

MI REFUGIO, MI LUGAR DE DESCANSO

Destacado

El caparazón de las langostas no crece, realmente cuando empiezan a crecer y a sentirse incómodas dentro de su caparazón apretado, buscan un refugio, debajo de las piedras, en donde estén seguras, libres de depredadores y se quitan el caparazón viejo. Ahí, en ese refugio, producen otro caparazón que las proteja y puedan salir de nuevo a la intemperie; y así cada vez que lo necesiten.

¿Sabes? Me encanta pensar que el matrimonio es como las rocas a donde va la langosta a refugiarse mientras produce otro caparazón, mientras “recarga fuerzas”. Así como las langostas, podemos ser frágiles y andar con un caparazón fuera de casa, podemos tener días difíciles, cansados, con tantas cosas en nuestra mente, tantas batallas, que llegar a casa puede ser nuestro mejor refugio para poder ser vulnerables en donde podemos estar seguros, quitarnos el caparazón y soltar aquello que nos incomoda y recargarnos de lo que nos nutre, fortalecernos en amor, palabras de afirmación, confianza, oración; un simple momento de risas y paz que nos deja listos, que nos da ese caparazón como armadura para poder salir de nuevo a la batalla del día a día, del trabajo, del cansancio, de las tentaciones y de nuestros miedos.

Lo triste de esta analogía es que hay veces que el hogar en lugar de ser nuestro lugar de refugio, puede volverse el campo de batalla; en donde llegar a casa es lo último que queremos, cuando las horas de trabajo se extienden “sin querer queriendo”, cuando llegamos a casa esperando un espacio seguro, recibimos juicio, quejas, enojo, frustración y miles de exigencias más por cumplir.

Cada día es más cansado que el anterior; y la motivación y las ganas se van por la coladera; los canales de comunicación se cierran, total, ¿Qué de bueno va a pasar si platicamos cómo nos fue?, ¿Qué de bueno va a pasar si platicamos cómo nos sentimos, nuestras batallas y tentaciones?, ¿Para qué platicamos nuestros miedos o inseguridades?, ¿Para qué platicamos lo que nos incomoda, duele o molesta? ¿Para qué platicamos nuestros sueños, anhelos o expectativas? ¡Oye! ¿De verdad, me estás diciendo que diga todo esto? ¿Acaso sabes el SHOW que me van a armar?, ¡No sabes el drama que me voy a ahorrar si mejor lo dejo así como esta! Prefiero dejarlo así, vivir en automático, como zombie a tener que pasar por esa tormenta. Y así es como el refugio se ha vuelto un lugar sin esperanzas, vacío y gris.

¿Sabes? A veces, sin darnos cuenta terminamos siendo los depredadores dentro del refugio, los “bullies” de nuestro hogar; sólo juzgamos al otro, minimizamos los sentimientos del otro, no escuchamos, pensamos que exageran, nos burlamos de sus sueños y sus necesidades, no mostramos interés, no les damos su lugar, nos ponemos por encima del otro, o inclusive ponemos a otros encima de tu espos@.

Abriéndote nuestro corazón, hubo un tiempo difícil para Joel y para mí, en donde yo andaba con mis rollos mentales de que “¿y si mi esposo fuera más romántico? ¿Y si entendiera mi lenguaje de amor? ¿Y si se esforzara por hacerme sentir amada?” Y así miles de preguntas de víctima; que yo me guardaba y daba “indirectas” hasta que fue arraigándose a mi corazón, sin darme cuenta andaba molesta constantemente, oraba a Dios quejándome de “tooodo” lo que no hacía (no quiero que creas que Joel es el malo, claro que no, es un excelente esposo, pero yo aquí estaba decidiendo ser la víctima y no decir nada, guardármelo y quejarme con Dios). Hasta que un día en la madrugada me desperté inquieta y con la mente al mil por hora enojadísima por lo mismo, me puse a orar y a llorar con Dios; y sentí súper fuerte de parte de Dios decirme ¿Y ESTÁS ORANDO POR TU ESPOSO? ¿LO ESTÁS RESPALDANDO? UUFFFF me quebré, no había hecho nada más que quejarme. En ese momento cambió mi oración; a la mañana siguiente platiqué con Joel y resulta que él también tenía una batalla fuerte en su mente, compartimos como nos sentíamos, qué estaba pasando y expusimos nuestros corazones.

Fue ahí cuando WOW, Dios me recordó lo sabio que es y lo fácil que es ver por ti mismo y no por el otro. En esta ocasión, me tocó ser la depredadora dentro del refugio, afectando/destruyendo desde adentro la paz. Ese día Dios empezó a cambiar nuestros hábitos y hemos visto batallas ganadas en casa, en nuestro refugio. Pero todo esto no hubiera pasado si no nos hubiéramos acercado a Dios, la fuente de amor y sabiduría.

Hemos sido llamados a parecernos cada día más a Jesús, a amarnos como Jesús amó a su iglesia, como Jesús te ama a ti y créeme te ama con locura. El reto es que Él LO DIO TODO por nosotros, dejó comodidades, se volvió hombre para venir a ser humillado y maltratado, pero sobre todo, vino a derramar Su amor, a morir por ti, por tus errores, a morir por tu orgullo, por tu pecado y cargarlo TODO en la cruz para que ya no cargues con eso y al Él resucitar darte una vida nueva; darte una nueva oportunidad, un borrón y cuenta nueva.  

Este post no es para darte la razón, ni decirte que está bien que quieras rendirte, que está bien dormir separados, salirte de casa, porque “no mereces esto”; este post es para animarte a verte como el que tiene que construir el refugio; para invitarte a dar ese paso fuera de ti mismo, fuera del orgullo y decidir empezar a construir ese lugar seguro, aunque el otro aún no sienta que lo es, aunque las heridas aún estén frescas, decide empezar; pero también acércate a la fuente, acércate al único que va a poder preparar tu corazón para cada respuesta, que te va a dar la paz para que JUNTOS tomen acción para restaurar las heridas, para que JUNTOS dedican amarse cada día, aún en nuestras fallas, aún en nuestras debilidades. Jesús es el que te dará las fuerzas, las ganas, la paciencia y la manera; lo único que necesitas es decidir entregárselo y que sea Él quien los guíe.

Decidan llenarse del amor perfecto, Jesús, en quien encontrarán el camino, las maneras, los porqués y para qués.

Decide ser vulnerable, platica cómo te sientes, con amor, que Dios te dará sabiduría.

Decidan no vivir en sus impulsos, el orgullo es el peor enemigo.

Decidan invitar a Dios a sus discusiones, créanme que si “pelean orando” cambia totalmente todo. Él los va a restaurar.

Decidan aprender a amarse, aún con los tics nerviosos o hábitos no desarrollados aún.

Decidan ser inofendibles pero también inofensivos, cuida tu corazón para no guardar las ofensas pero también tus palabras al hablar.

Decidan ser transparentes, no te guardes las cosas, dilas con amor, pero dilas.

Decidan escuchar, sin interrumpir, ni defenderse, sólo escuchar; ya que termine preguntas si es momento de opinar o si sólo es desahogo; en otro momento menos sensible podrás dar tu consejo

Decidan crear momentos; nunca hay un “tiempo correcto” para hablar cosas difíciles, creen espacios y momentos para poder abrir su corazón.

Decidan ser generosos en su tiempo y entrega. Definan su cita de esposos románticos y su regalo al final jeje.

Decidan ser el refugio uno del otro. Ser los constructores y darle mantenimiento cada día.

Decidan ser sus más grandes admiradores, son privilegiados en tenerse, no se den por sentados.

Decidan invitar a Dios a cada día de su matrimonio, a cada pensamiento y cada decisión; sólo teniendo a Dios en nuestro matrimonio podemos crear en refugio perfecto, no por nosotros mismos, sino porque decidimos que Dios nos guíe en la batalla.

Decidan ser su respaldo cada día, oren y levanten a su espos@ cada día.

Decide ser el refugio de tu langosta.

Video de la historia de las langostas: https://www.youtube.com/watch?v=aGcB3fYEiyY

NO SABÍA LO MUCHO QUE TE EXTRAÑABA

Destacado

Este fin de semana, de pura casualidad, vi a una muy buena amiga que no veía desde hace tiempo; de esas amigas que amas pero por pendientes de la vida nunca agendas ese café que siempre dicen. El caso es que la vi y quedamos hablando por HORAS, pero al empezar a platicar por unos 3 minutos dejé de escuchar lo que estaba diciendo y sólo la observaba, analizaba su forma de hablar, sus gestos muy particulares, su voz y de repente me caché aguantándome las ganas de llorar *Ve para arriba, ve para arriba* me dije a mí misma para contener las lágrimas. No me había dado cuenta ¡CUÁNTO LA EXTRAÑABA!

No sé si a ustedes les pase eso o yo soy la única despistada que hasta que ves a alguien te acuerdas de cuánto te hace falta. Pero para agregarle el factor de locura al asunto, también ocurre un segundo efecto al dejar de ver a alguien; tengo amigos que los AMO con todo el corazón, pero cuando dejo de verlos me empiezan a caer gordo (perdón, pero es real) la lejanía me hace distante; YO SÉ QUE ES REDUNDANTE, pero deja me explico: cuando no estoy tanto con alguien mi corazoncito como que se enfría y el cariño y estima que les tengo disminuye o se vuelve en indiferencia o hasta intolerancia. Y claro está, que también mi amado Joel es víctima de esto, te platico porqué:

Este es el segundo año que Joel tiene que viajar por trabajo y se va unos 10 largos días; en estos días está tan ocupado que cruzamos unas 10 palabras a lo mucho, sin exagerar, dos o tres llamadas de voz de 5 minutos en todos esos días y ¡listo! Para esta loca mujer estos días, en estas condiciones, son más que suficiente para que ocurra el segundo efecto.  Tanto así, que ya en una de las últimas noches antes de que él llegara de vuelta a casa, lo sentía tan “distante” que soñé que tuvimos una pelea terrible, en la que OBVIAMENTE, él era el culpable jaja y en mi sueño él estaba reaccionando horrible, toda una pesadilla; Desperté con gastritis del coraje que estaba haciendo, revisé el celular y veo que tengo un mensaje de voz MUY CONVENIENTE porque era él diciéndome “casarme contigo es una de las mejores decisiones que he tomado en la vida” para lo que yo MEDIO sonreí porque #enojada y le dije “cayó de perlas tu mensaje, ya que regreses te cuento la pesadilla que acabo de tener, para que me puedas pedir perdón jajaja”.

¿Sabes? Todo esto me llevó a pensar, ¿Así funciona con Jesús?, ¿Es Jesús quien realmente se vuelve ese amigo al siempre le decimos “VAMOS POR UN CAFÉ” pero nunca agendamos la cita? ¿Estamos tan desconectados que ni cuenta nos hemos dado de lo mucho que nos hace falta?, ¿Estamos tan lejanos de Él que ya somos indiferentes y hasta nos cae mal?

Anhelamos una relación estrecha, sincera, transparente con Dios; queremos escuchar su voz, ver sus sueños, entender sus planes; queremos tanto de Dios pero:

Dejamos de ser intencionales en orar y nos desconectamos de su amor inagotable.

Dejamos de entender su “acento”, nos desacostumbramos a sus “gestos”, nuestros oído se desafinan a Su voz.

Nuestro corazón se enfría, nos desajustamos, nos volvemos intolerantes y distantes.

Empolvamos sus cartas de amor (la biblia) y cada día es más complicado entenderlo.

Le ponemos pausa a los planes que hicimos juntos y cada día es más difícil ver sus planes en nuestra vida.

Sí, este post es para animarte a confirmar ese café que nunca agendas; sí, con tus amigos, pero sobre todo, con aquel que está el pie de tu puerta, a un mensaje del WhatsApp o al primer timbrazo del celular: JESÚS.

Debemos saber que cuando regresamos a Jesús, puede que no sea mágico o sintamos mariposas en el estómago al hablarle; como leímos antes, nos desajustamos, nos enfriamos y como cualquier relación, necesitamos trabajarla, pero te aseguro algo… DIOS, el mismísimo Jesús será el que anhela cada día que decidas regresar a Él; porque cuando lo hagas, Él estará escuchándote detenidamente, observando cada uno de tus gestos, estudiando tus palabras, admirando tu voz, inclusive tu llanto;  Él será el que dirá emocionado CUÁNTO TE EXTRAÑÉ.

Me gustaría cerrar con esta analogía: conectar con Dios es como el primer sorbo de café; que al tomarlo sientes como llega a cada parte de tu ser.

Estas son algunas de las cosas que pasan después de tu primer sorbo de café; al instante que te inundas de Dios:

Reduce sensación de cansancio. Señor, tú eres mi fortaleza.

Mejora la visión, tus pupilas se dilatan. Señor, dame tus ojos para ver como tú ves. Muéstrame tus sueños.

Es más sencillo solucionar problemas y es más sencillo tomar decisiones. Señor, tú aclaras mi mente, permíteme pensar como tú piensas. Tú me llenas de sabiduría.

El funcionamiento de las neuronas motoras inicia, fortaleciendo a los músculos. Señor, tú me das las fuerzas y pones el querer como el HACER. Tú me haces capaz, tú eres mi motor.

Incluso sin actividad, se quema grasa gracias a la liberación de energía. Señor, tú quitas lo que sobra, lo que no viene de ti; tú sanas mi corazón, me haces nueva.

Así que ¿Qué esperas para agendar ese café?

¿Y EL ANILLO PA’ CUANDO?

Destacado

Joel: ¿Amor, qué quieres de cumpleaños?

Leonor: Pues vamos a cenar pasta, al cine y quiero una mochila de ejercicio.

Joel: Súper, ok. Entonces vamos al cine y a cenar para tu cumple.

Iba a ser mi cumpleaños #26. Y por nuestro estilo de vida, normalmente no solemos arreglarnos mucho para salir porque andamos corriendo de un lado para otro. Pensé “Nunca me arreglo; seguro como me voy a arreglar bonita ya me va a pedir compromiso; tiene que ser este día, si no, no veo otro mejor momento. Este es mi día”; me arreglé más decente de lo normal; pasa por mí y me pregunta a qué cine y qué película quería “le diré que la que mejor parezca, para no cambiar sus planes que seguramente lleva meses planeando”; fuimos al cine y le andaban llamando por el celular unos amigos muy queridos “seguro son nuestros amigos esperándonos al restaurante donde seguramente me va a pedir matrimonio”; en el camino Joel me pregunta a cuál sucursal del restaurante quería ir “le diré a donde quiere para no arruinar su plan dependiendo de donde estén nuestros amigos”; llegamos al restaurante, y no había nadie. “hmm deben de estar escondidos en alguna parte”; cenamos, todo normal, cenamos rápido, pidió la cuenta “hmm, sin postre, qué raro, ese era el momento”; vamos en el coche y va dirigiéndose a mi casa “hmmm qué extraño, qué feo que sea en mi casa pero bueno”. Llegamos abrió la cajuela, me entregó mi mochila de ejercicio, un abrazo y buenas noches se fue a su casa. “WHAAAAT!?!?!? ¿¡9:00 PM EN MI CASA, EN MI CUMPLEAÑOS Y SIN ANILLO!?”.

No te voy a mentir, fue una noche larga y triste para mí; Joel hizo exactamente lo que le pedí, pero yo con la mente VOLANDO en otro lado hizo que nombrara a mi cumpleaños #26 como “EL PEOR CUMPLEAÑOS DE MI VIDA”, muy mal por mí. Por cierto, la verdadera pedida fue realmente 4 meses después.

Muchas soñamos con EL DÍA en que nuestro amado novio hará la maravillosa pregunta “¿TE QUIERES CASAR CONMIGO?”; mientras tanto, tú con las uñas con manicure y gelish perfecto cada fin de semana sin falta; tu mente está maquinando en todo momento cuándo podría ser el momento, cada comentario que en nuestra mente da tantas vueltas que ya tienes la pedida con flashmob, mariachi y de paso globo aerostático; cada vez que no pasa vas bajando tal vez las expectativas, ya hasta esperamos que MÍNIMO en los cortos del cine te lo pida, PERO ALGO! (Sí, así de triste nos podemos poner).

Voy a ser totalmente sincera, como ya viste, a mí me dio la locura del anillo y cómo la sufrí. Para ponerle sal a la herida, llegaban tus amigos o conocidos a preguntar “¿Y para cuándo se casan? ¿Y el anillo?” a lo que una nada más con risas responde “jaja no sé” y volteas a ver a tu novio para ver si su mirada refleja ALGÚN TIPO DE INTENSIÓN. (HOMBRES, ESTAMOS LOCAS TODAS, NO CREAS QUE TU NOVIA NO ENTRA EN ESTA CATEGORÍA JAJA).

Realmente es un proceso en el que Dios hace muuuchas cosas en nuestro corazón, claro, sí se lo permitimos. Si no, es un proceso terrible en donde casi casi empiezas a odiar a tu novio por no proponerte matrimonio.

El enemigo tiembla cuando ve a dos personas unidas que aman a Dios, sirviéndole, poniendo su relación en Sus manos, porque sabe que Dios hará milagros, que vidas serás inspiradas y transformadas a través de ellos. Y es ahí cuando en esta espera tormentosa también empiezas a dudar sobre ti, sobre su amor, tu autoestima, ¿Será que no se anima porque soy yo?, ¿Será que no está convencido?, ¿Si estuviera con alguien más ya se habría comprometido? ¿Será que realmente Dios tiene a alguien para mí? Ora, no hay mejor instrumento que tu voz alzada en oración para librar tus batallas.

Mientras llega ese momento, te quiero animar a ver este tiempo como una oportunidad:

Disfruta tu noviazgo. No te amargues por estar esperando el siguiente paso; haz el hábito de gozarte en la etapa en la que estés, para que cuando llegue sepas disfrutar el hermoso estrés de planeación de una boda J.

Prepárate para ser la persona que Dios ha preparado para tu esposo; no serás perfecta, ni él lo será, pero ora por ustedes, por su futuro matrimonio, por todo lo que Dios hará a través de ustedes.

Lee sobre noviazgo y relaciones sanas. Llénate de toda la sabiduría a tu alcance para que cuando venga la desesperación, alguna discusión, problema, ya sea un poco más fácil ponerlo en práctica.

Disfruta a tu familia. Al casarte, tu rol cambia de hija a esposa; disfruta a tus papás y hermanos que los vas a extrañar (no los dejarás de ver, pero no va a ser lo mismo).

-Pierde el miedo. No sé tú, pero yo soy tan “práctica” que los últimos 3 años de mi vida antes de casarme me la vivía de pollo y verduras congeladas. Hasta el día de hoy, un año y 4 meses de casada la única comida favorita de mi esposo son mis chilaquiles. No pasa nada si no estás al 100%, es un proceso; pierde el miedo al “estoy lista para casarme por saber cocinar”.

Cuida tus finanzas. Aprende a ser sabio en tu manejo de dinero, a honrar, a ser generoso, a ahorrar y por supuesto, ahorrar para la boda (por fé).

-Haz hábitos. ¿Gritas mucho? Empieza a disminuirlo desde el noviazgo. ¿No haces ejercicio? Encuentra algo que te guste ¿Eres demasiado ordenada/limpia? Salte a vivir con una roommie sucia para aprender a ser flexible. ¿No eres ordenada/limpia? Salte a vivir con una roommie para aprender a respetar espacios y gustos. ¿No tienes tiempo de oración? Casada, menos lo tendrás, busca el tiempo de una vez (es el hábito más importante).

-Inspira a otras. Somos muchas las que pasamos por esto, anímense; no se trata de juntarse todas para juntar llorar y odiar a sus novios al mismo tiempo; al contrario, anímense a ver el futuro que viene para ustedes, a disfrutar esos cafés interminables, pijamadas de todo el fin de semana y shopping cada semana.

-Respira y vuelve a disfrutar. No te voy a mentir, si va a haber días que aunque intentes lo que intentes, vas a estar desesperada y sin respuesta de por qué no ha pasado aún; llora poquito si lo necesitas, ora, platica con Dios, que Él te de su paz y vuelve a disfrutar de tu proceso.

Haz amigas. Sé intencional en buscar amigas que te inspiren, que te motiven y te lleven a ser tu mejor versión. Rodéate de amigas que te amen, que te escuchen, que te den dos o tres cachetadas si es necesario y te soporten en tus “ataques tipo J-Lo”.

Gracias a mis amiguitas, Carmen, Vale, Judith, Rosa Edith, Pame, Ross y Jose Dib por estar e inspirarme cada día a ser mi mejor versión. Me encanta soportarnos juntas. Las amo.

PADRE BUENO

Destacado

En casa de mis padres estaban prohibidos los insultos y realmente teníamos una niñez sin insultos ni groserías, para mí escuchar a un adulto insultar ya lo catalogaba como alguien no digno de confianza, alguien malo; HASTA que un día mientras mi papá hablaba por teléfono, no notó que yo estaba en la habitación y me tocó escuchar por primera vez a mi papá decir una grosería y como en las caricaturas se rompió una vajilla completa dentro de mi cabeza. Ahí fue cuando me di cuenta MI PAPÁ NO ERA PERFECTO.

Papá es tan humano como nosotros, papá igual se equivoca (a veces hasta un poquito más), papá también tiene debilidades, miedos, responsabilidades y pasado. A veces ponemos en tan alto lugar a papá que no tiene margen de error ¡Qué difícil ser papá! Hoy te quiero animar a que bajemos a papá de esos estándares tan duros, tan rígidos, no sólo por ellos, también por ti, para permitirte perdonar aquellas expectativas no cumplidas y poder ver con los ojos que Dios los ve a ellos igual que a ti; con ojos de amor eterno; sí, se van a equivocar, tanto como tú podrías, pero no hay poder tan grande como el amor para sanar heridas, malos recuerdos o cualquier falla.

Papá también necesita ser amado, animado, honrado, perdonado, consentido y apapachado. Decide verlo con esperanza, no por lo que él pueda ser o hacer, si no por lo que Dios puede hacer, porque hemos sido llamados a ver lo mejor de las personas, hasta con las que más cuestan (los que están más cerca). Decide declarar vida en donde tal vez antes no la había, amor en donde todo estaba seco, perdón en donde había heridas, futuro en donde no había esperanza.

Jesús hizo eso por ti en la cruz, tomó la chequera de nuestros errores, hasta los cheques en blanco y pagó por ellos con su vida, para que todos podamos llamarlo PADRE; para que todos los que decidamos creer en el podamos llamarnos HIJOS y encontrar en Él una fuente de amor inagotable, perdón total y esperanza cada día. ¿Y sabes? El ser tan imperfectos y tan vulnerables, nos perfecciona al darnos cuenta que necesitamos ir a la fuente: nuestro Padre en el cielo, que necesitamos recurrir a Él y Él nos perfeccionará cada día.

Si alguna vez te has sentido que te hace falta un padre; que te ha faltado un protector, puedes estar tranquilo de que  hoy puedes dirigir tu mirada al cielo encontrar en Él TODO lo que algún día pensaste que te faltaba.

El día que decidí entender que soy hija del creador del universo, que Él es el refugio perfecto, el que convierte el llanto en gozo, el que es luz en la obscuridad, mi más grande admirador, mi más grande ayudador, el que me capacita; ese día pude ver que mi papá de este mundo es EL MEJOR PAPÁ DEL MUNDO.

GRACIAS PAPÁ

Por cargarnos del auto a la cama; aún sabiendo que nos hacíamos a los dormidos.

Por cantarnos Cri-cri por las noches hasta que cayéramos dormidos.

Por enseñarnos a ser puntual y cuidar la naturaleza.

Por enseñarnos a hacer amigos y cuidar de ellos.

Por bailar ridículo en medio del súper o cualquier lugar público.

Por comprarnos Carlos V en el cine o cada vez que podías.

Por inventar un ritual tremendo para asustar a las brujas que nos daban miedo.

Por disfrazarte de todo tipo de personalidades en nuestras fiestas, sin importar el ridículo.

Por ser nuestro jefe de aventuras, campamentos y excursiones.

Por cuidar que no se nos salga el alma cuando nos lastimábamos.

Por quitarnos los miedos y ascos con guerras de popo seca de vaca.

Por enseñarnos a cambiar llantas y todo tipo de trabajos hogareños.

Por presentarte como Zac Efron, George Clooney o Brad Pitt con cualquier conocido, sin importar quien sea.

Por hacer la celebración de Cuauhtémoc Blanco frente al televisor en cada oportunidad.

Por enseñarnos a tener estómago de acero, aprendiendo a comer DE TODO en los campamentos.

Por siempre empujarnos a más.

Por enseñarnos a estar siempre listos.

Por tus ánimos incondicionales.

Por estar ahí, en los triunfos y los fracasos.

Por enseñarnos a no rendirnos, a terminar lo que comenzamos.

Por tus consejos empresariales.

Por acompañarme en el teléfono en mis trayectos de tráfico.

Por estar orgulloso de nosotros y hacernos estar orgullosos de ti

¡TE AMAMOS, PAPÁ!

¿Por qué has dejado de orar?

Destacado

¿Por qué cosas has dejado de orar?, ¿Cómo está tu corazón?, ¿te diste por vencido?, ¿ya que Dios haga lo que quiera, al cabo que ni querías?

¿Sabes? me he sentido igual, sin ganas de orar, sin ganas ya ni de soñar con algo mejor, igual me he sentido agotada por la espera. En mi caso, me cansé de orar por un mejor trabajo; por muucho tiempo mandé CVs y nada; dejé de buscar, me cansé. Me creí la mentira del enemigo diciendo que Dios no tenía un mejor lugar para mí.

Obviamente, como imaginarán, mi amado esposo, en ese entonces mi novio, no me dejó ponerme mi papel de víctima; me sentó en mi sala y me hizo hacer una lista del trabajo que le quería pedir a Dios, sin poner mis barreras, sin poner mis “peros”; cuánto quería ganar, qué idioma quieres hablar, qué prestaciones quieres tener, qué horarios, qué días, qué ambiente, TODO. Siéndote sincera, lo hice a regañadientes, escupiendo las palabras casi, casi. Manos a la obra; todos los días teníamos tarea de mandar CVs y orar por el nuevo trabajo que Dios ya me tenía preparado.

Para esto cada día en mi trabajo era tortura, amaba a mis compañeros pero no otros aspectos de la empresa; a veces llegar a casa a mandar CVs era mi aliento; otras veces sólo me desanimaba más.

Estuve en varios procesos, pero realmente no llenaban la lista que había hecho. Hasta que llegó una oportunidad que era “el trabajo de mis sueños” con todo, menos un detalle de la lista. ¡ERA ESE! Ya estaba yo con un pie afuera, cuando me dicen que siempre no, que no quedé. Otro derrumbe, lo lloré pero Joel me animó a seguir confiando, seguir orando, seguir mandando CVs.

Veintiocho días después de ese rechazo; ya estaba entrando al que REALMENTE es el trabajo de mis sueños. Sin darme cuenta, Dios abrió puertas que yo veía más que cerradas; Dios me dio las fuerzas, las palabras, pero sobre todo, preparó mi corazón para recibir su bendición. Me dió un trabajo que no sólo cumplió toda mi lista, LA SUPERÓ TOTALMENTE. Hoy ya van siete meses de estar trabajando en el lugar de bendición que Dios me entregó.

Otra vez; ¿por qué cosas has dejado de orar?, ¿cómo está tu corazón?, ¿te diste por vencido?, ¿ya que Dios haga lo que quiera, al cabo que ni querías? SIGUE ORANDO, PERMITE QUE DIOS ALINEE TU CORAZÓN, TEN PACIENCIA, PON MANOS A LA OBRA, CONFÍA EN TU CREADOR, ESTÁS EN LAS MEJORES MANOS.

¿Y tú? ¿Estás dispuesto a seguir orando?

La rana y el agua hirviendo

Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo. Inmediatamente, saltó para salir y escapar de ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo en la olla. 

Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. Una rana saltó dentro y nadó tranquila por el agua de la olla. Estaba feliz en esa piscina improvisada. 

Lo que la rana no sabía, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que al poco tiempo, el agua fría se transformó en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía, nadando plácidamente en ella. Sin embargo, poco a poco, el agua fue subiendo de temperatura; tanto que llegó a estar tan caliente que la rana hervida. Ella, sin embargo, no se dió cuenta, ya que el calor aumentó de forma gradual y se fué acostumbrando a él. 

Creo que a veces nos pasa lo mismo en la vida, alguna vez nos ha tocado ser alguna de las dos ranas. A  veces somos la ranita saltando por el camino, sana, sabia y alerta que cuando llega una situación que no es correcta o no va con lo que Dios tiene preparado o pensado para ella y puede identificarlo inmediatamente y saltar fuera de la olla, huyendo de ese calor, huyendo del pecado, del miedo, de las dudas, quien sabe, tu ponle nombre a la situación.

Pero a veces somos la otra ranita, tal vez un poco más despistada, con los oídos un poco desafinados a la voz de Dios, con los ojos perdidos en lo que brilla (porque no todo lo que brilla es oro) y una ranita un poco más enfocada en sí misma y no en EL propósito. Y así poquito a poquito, sin darnos cuenta, vamos saltando de un camino a otro; al fin y al cabo, ¿Qué tanto es tantito? Y vamos saltito a saltito alejándonos de Papá, saltito a saltito acostumbrándonos al agua que sin darnos cuenta va a empezar a quemarnos.

¿Sabes? No debemos de temer al enemigo, pero no debemos de olvidar que él es ingenioso y que se disfraza de cosas “insignificantes” e “inofensivas” para que des pequeños pasos hacia él, como la segunda ranita, para que nos sintamos bien y sin miedo; se disfraza de un pensamiento constante, de un café “amistoso”, de una probadita, de una mentirita “piadosa”, un mensajito, “no´mas” un meme, una conversación “inofensiva” que terminas borrando “no tiene nada de malo pero pues BORRAR HISTORIAL”.

 Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. (Santiago 4:7 NVI)

Dios nos enseña a resistir el mal y el mal huirá de nosotros. Si seguimos con el ejemplo de las ranitas, no significa que tenemos que quedarnos en el agua hirviendo y resistir de forma masoquista el dolor; habla de saltar de la olla, salir, huír de ella, en donde el mal no podrá hacernos daño.

El blog de hoy, no es para hacernos sentir mal por alguna vez haber sido la segunda ranita. Al contrario, es para animarnos a ser la primera ranita; para animarnos a afinar nuestros oídos, a ajustar la mirada al lugar correcto, a dirigir nuestros “saltos”, a identificar motivaciones y redirigirnos a Jesús, quien sin duda, nos llevará a una vida mucho mejor de la que nosotros mismos podríamos decidir.

Así que empezando de cero ¿A quién quieres dirigir tus pasos?