El amor que necesito

Destacado

Después de más de un año de no darme el tiempo de escribir, regreso rápidamente para expresar un breve pensamiento.

Se está acercando esa fecha tan romántica y llena de expectativas; el 14 de febrero, el gran día del amor y la amistad. Y creo que siempre hay dos bandos: los que aman y se desviven por los detalles y el romance; y el otro lado que le es indiferente, lo odia o piensa que es «pura mercadotecnia» o simplemente alguien que ha decidido no gustarle por el dolor o sueños no cumplidos que puede representar.

Sin importar en qué bando estés, podemos vivir este un día (o una vida) cargando con la frustración por las expectativas no cumplidas o sueños pendientes; que por no suceder empezamos a creer mentiras de nosotros mismos; sin darnos cuenta empezamos a abrazar y a vivir con una idea equivocada y un futuro sin esperanza y sin sueños.

¿Será que soy tan difícil de amar? ¿Será que si fuera otra persona si sería más romántica/o conmigo? ¿Y si realmente no hay nadie para mí? ¿Qué está mal conmigo? … Así un sinfín de ideas, que tal vez para algunos puedan leerlo y sonar muy dramático, que es «too much» pero la verdad, creo que esta batalla es real y la vivimos más personas de las que nos imaginamos.

Ahora bien,  ¿Por qué escribo todo esto? Porque en la mañana vino a mi mente muy fuerte este pensamiento:

Eres amada, suelta aquello que no puedes cargar y permíteme mostrarte mi amor.

¿Sabes? Dios sabía que yo estaba cargando y poniendo expectativas en el lugar incorrecto, en las personas incorrectas y no, no me refiero a que es culpa de las personas; me refiero a nadie jamás podrá llenar aquello que SÓLO DIOS PUEDE LLENAR y mientras yo no suelte y redirija mi mirada y mi corazón a Él, podría pasarme todos los 14 de febreros o toda la vida frustrada y amargada por todo lo que creo que «me merezco», sueño y quiero.

Existe un amor perfecto, un amor que sana heridas, que borra mentiras y trae verdad, que llena de paz de fuerzas y de esperanza; un amor que dice que no hay nada que puedas hacer para que te ame más y no hay error tan grande que pueda hacer que te ame menos. Ese amor lo encuentras en Jesús.

Así que el día de hoy sólo quiero invitarte a examinar tu corazón, a ordenar tus ideas y sobre todo, SOLTAR ESE PESO PARA LA QUE NO FUISTE CREADO PARA CARGAR. Entrégaselo a tu Padre Celestial, y permítele llenarte de ese amor tan especial que te permitirá vivir una vida plena, abundante y llena de sueños nuevos.

Y claro, en una de esas, podrás encontrar a esa persona que sueñas a tu lado; o ser pleno con el amor de tu vida; pero esta vez será tomando de la mano a Dios, quien ya te llenó, ya te sanó y te entrega este sueño de vivir amando sin cargas ni dolor.

El canto al amor

El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso. Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad. Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor nunca muere.

1 Corintios 13:4-8

QUIERO «EMBRACILAR» A MI BEBÉ

Destacado

Este mes mi bebé cumplió apenas 5 meses de vida y yo 14 meses de ser mamá (considerando el embarazo); y ha sido toooda una aventura loca y hermosa; pero si algo puedo decir es que con la noticia de mi bebé lo siguiente en llegar fueron los CONSEJOS y OPINIONES y la mayoría de las veces fueron no pedidos, llegan gratis y con promoción jaja.

No se crean, agradezco la buena intención, quiero ser sabia y poder tomar lo bueno para aplicarlo en mi vida, pero hay cosas que simplemente necesito hacer que me resbalen, que entren por un oído y salgan por el otro, que mi mente sea como teflón y uno de los comentarios favoritos y que más me puede frustrar es el siguiente:

“VAS A EMBRACILAR A TU BEBÉ”

“YA SE TE EMBRACILÓ”

“Déjala que llore tantito, lo vas a embracilar”.

Dejemos esta idea aquí.

Ahora, alguna vez escuché que la relación que tienes con tu padre tiene MUCHO que ver con la manera en la que vez a Dios. Esa frase retumbó en mi cabeza por meses, miles de preguntas venían a mí mente. ¿Cómo veo a mi papá? ¿Cómo es mi relación con él? ¿Siento que me ama? ¿Confío en él? ¿Siento que me protege? ¿Tuve un padre ausente?  ¿Acudo a él ante un problema? ¿Es un padre justo? ¿A mi padre le importa como estoy? ¿A mi papá le importan los detalles? ¿Qué pasaba cuando me equivocaba? ¿Le tenía miedo a mi padre? Si necesitaba algo, ¿Podía acudir a él? O ¿Consideraba que estaba muy ocupado para mí? Miles de preguntas más.

Si unimos un poco los puntos, entenderás porqué QUIERO “EMBRACILAR” a mi bebé.  Y aunque a veces pudiera ser cansado, sé que con sólo cargarla voy a poder decirle sin palabras lo esencial.

Sí, quiero que mi hija sepa que si llora, voy a estar junto a ella para abrazarla, amarla y contenerla.

Sí, quiero que mi hija sepa que si me necesita, estaré para ella, para guiarla y cuidarla.

Sí, quiero que mi hija sepa que si levanta los brazos, tendrá a alguien que ve por ella.

Sí, quiero embracilar a mi hija.

Hija, eres amada inmensamente, pero nos gana alguien, el creador del cielo y de la tierra.

Hija, puedes confiar en nosotros, tu papá y yo guardamos tu corazón, pero fallamos; el que no falla es tu Padre celestial; en el puedes depositar TODA tu confianza.

Hija, nosotros haremos todo lo que está en nuestras manos para cuidarte y protegerte; pero Dios va un paso delante tuyo y protege cada paso que das; puedes descansar en Él.

Hija, tu papá y yo buscaremos siempre tiempos de calidad en familia; pero si algún día faltamos; Dios está contigo 24/7. Nunca estarás sola. Él es todo lo que necesitas.

Hija, puedes equivocarte, estaremos para animarte y guiarte en el camino; pero faltaran nuestras palabras de aliento, Dios te perdona, te sana y te da esperanza para un nuevo comienzo; llénate de Sus fuerzas.

Hija, tu papá y yo no somos perfectos, aunque queremos serlo para ti; Dios nos dará sabiduría pero aún si erramos, tienes que saber que Dios, te ama y es un Dios amoroso y justo.

Hija, podría continuar la lista, en donde recalcaría que tu papá y yo haremos siempre lo mejor de nosotros y daremos todo por ti; pero no pararía de redirigir tu mirada al más importante, a tu Padre celestial.

Hija, nuestro padre celestial nos ama inagotablemente, nos protege, le importa cada detalle de nuestra vida, siempre nos espera con los brazos abiertos, sin importar nuestros errores; no le tengas miedo, no tengas pena de acercarte a Él; Él nos guía, Él nos sostiene, nos da esperanza; sana nuestro pasado, sana nuestras heridas y nos da un futuro más grande y maravilloso del que podemos imaginar.

Así para que con la misma seguridad yo puedo alzar los brazos al cielo sabiendo que Dios me abraza, me sostiene y me llena de fuerzas y amor inagotable quisiera que mi bebé algún día pueda hacerlo también.

*

*La buena noticia es que si tu has fallado como papá, o si fallaron contigo; no hay herida que Dios no pueda sanar; no hay vacío que Dios no pueda llenar y no hay futuro que Dios no pueda mejorar.

*

*Aclaro que claro que tengo que trabajar, limpiar, cocinar y todo, lo demás pero al final del día, prefiero que los platos esperen los platos que mi bebé. Que cuando esté mi bebé sepa que estaré para ella.

Aquí te dejo un artículo que me pareció MUY interesante:

https://www.cuerpomente.com/blogs/ramon-soler/efectos-metodo-estivill-indefension-aprendida_1965?fbclid=IwAR1L5lC09cAKLK1zFAAFhleBGmvp_1W9pbkUFpH722BQ7DYT88PYARERUKU

¿TE SIENTES AMADO?

Destacado

En estos días de cuarentena y COVID, en los que todo cambia pero al mismo tiempo todos los días parecen ser iguales, es muy fácil acostumbrarnos a las personas con las que «nos tocó» encerrarnos. Ya sean tus papás y hermanos, tus hijos, tu roomie o como en mi caso, con mi esposo.

Puede ser que te haya pasado como a nosotros, que pasamos por todas las etapas, la etapa de cocinar postres diario, etapa fit, etapa de Netflix, y así sucesivamente fuimos pasando por todas hasta que ya se nos acabaron las etapas pero nada más la cuarentena no se acababa (y sigue). Pero algo curioso que nos pasó fue que nos acostumbramos a la cuarentena pero también nos acostumbramos igual a nuestra presencia, peeero ahora sin estar presentes. Nos acostumbramos a estar en el mismo espacio pero nos familiarizamos tanto que siendo sinceros terminamos descuidándonos uno al otro. WHAT? PERO ¿CÓMO? Debería ser al revés ¿no? Si estás con esa persona todos los días, todo el tiempo. Pues exactamente por lo mismo, sin darnos cuenta normalizamos el privilegio de tenernos cada día, la maravilla de poder compartir juntos TODO jaja.

En uno de los blogs pasados les platicaba de los lenguajes del amor y un tip de lo que Joel y yo hacíamos para aprender y ayudarnos a amarnos en nuestros respectivos lenguajes. Y pues aquí les va otro tip que fue y sigue siendo un hábito que adoptamos para amarnos más bonito. Pregúntense constantemente  ¿TE SIENTES AMADO? ¿TE SIENTES AMADA? (aplica para todas tus relaciones en matrimonio, padres/madres, hermanos, amigos, etc).

Preguntarnos esto ha sido un reto, porque es muy bonito cuando la respuesta es “SI, TE AMO CLARO QUE SI GRACIAS POR TODO TU AMOR” peeero también hay que estar listos para la respuesta  «NO, la verdad me gustaría que….»  Uff, sinceramente a veces he sentido un cubetazo de agua fría porque esperaba una respuesta totalmente diferente y ni cuenta me había dado de dónde la estaba regando.

Ahora, así como Spiderman “Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”, Una gran pregunta, conlleva una gran responsabilidad.

Para hacer la pregunta necesitamos:

Un corazón que decida amar. Esta pregunta no es para que respondas “aaah siii?? No te sientes amad@? PUES BYE, NO SOMOS UNO PARA EL OTRO. ¡¡Noooo!! Al contrario, es para que tengamos la humildad de decir, te amo tanto que quiero saber si te estoy amando bien y bonito. Decidiendo quitar toda falsa expectativa de película y ser intencionales en amar a su manera.

-Un corazón dispuesto a escuchar. Este tiempo no es para escuchar e ir pensando cómo responder, explicar excusas o pretextos, es para recibir lo que está percibiendo y sintiendo el otro y hacer algo al respecto por amor. Sin justificaciones.

Un corazón dispuesto a no ofenderse. Habrá veces que después de platicar y decir mutuamente como se sienten, te quedarás con la conversación en la cabeza y querrás enojarte y querer poner cosas en una balanza de quién hace más o quién hace menos, pero este tiempo es un tiempo en donde ambos pueden ser transparentes y vulnerables, permite que el otro pueda decir cómo se siente, sin temor a que te enojes y se cierre el canal de comunicación para futuro.

Un corazón flexible para amar al otro en su lenguaje. Estate dispuesto a tomar decisiones para amarle como lo necesita y no sólo como tú sabes demostrarlo; estate dispuesto a modificar algunos hábitos inclusive si “no me sale natural” con el tiempo encontrarás la belleza de amarle a su manera.

Un corazón que perdone. Decide perdonar inclusive antes de preguntar, porque a veces querrás hacer la pregunta nada más para que por consecuencia te pregunte a ti y ahora tú puedas decir cómo te sientes jaja. Muchas veces, la respuesta no nos va a gustar y como a nadie nos gusta que nos digan lo que estamos haciendo mal, o que nos saquen de nuestra zona de confort; cuando preguntes, estate dispuesto a perdonar y no enojarte por este nuevo reto de amar diferente.

-Un corazón como el de Jesús. Ok, esta está difícil pero recordemos Su amor; Jesús nos ama infinitamente, aunque no lo merezcamos, aunque la reguemos todo el tiempo, nos perdonó en la cruz incluso antes de que pidamos perdón, te ama a tu manera, en la que necesites Él encuentra la forma para mostrarte Su amor; ve lo mejor de ti, aunque tú no lo veas y sobre todo, es incondicional.

Al fin y al cabo si nos ponemos a pensar y vemos más allá, definitivamente qué mala suerte lo del COVID pero igual qué PRIVILEGIADOS somos de poder compartir una cuarentena y convertirla en una oportunidad ÚNICA; no a todas las generaciones les toca una pandemia que les enseña a amarse más cada día.

Así que, en esta cuarentena ¿te animarás a hacer la pregunta?

*Link del blog que menciono: A MI MANERA

El GPS del corazón

Destacado

Imagínate esto, es jueves por la mañana y antes del trabajo tienes que hacer un pendiente, digamos que es ir a comprar algo a la farmacia; la farmacia queda en el camino al trabajo, te subes al auto, pones tu música o la radio y comienzas a manejar, de repente te concentras tanto en las cosas que harás durante el día que la música ya se escucha en segundo plano; ahora tu mente está haciendo la lista de cosas por hacer, en las llamadas pendientes y correos sin leer; llegas al trabajo, te bajas del auto y te diriges a la puerta de la oficina; es hasta ese instante que sales del limbo de la concentración y recuerdas ¡NOO! ¡No paré a la farmacia! Ibas en automático.

Me duele admitirlo pero me pasa MÁS seguido de lo que quisiera, ir en automático. Mi esposo de burla a veces de mi porque no importa a donde vaya, aunque sea el mismo camino de todos los días, SIEMPRE pongo el GPS. ¿Por qué? PORQUE NECESITO DIRECCIÓN; necesito recordatorios, necesito guía, necesito enfocarme; y sinceramente la mayoría de las veces, el día a día, la rapidez de la vida y mi propia agenda, le ganan a lo que de verdad importa.

¿Cuántas veces no nos ha pasado algo parecido? Estamos avanzando a veces tan rápido y tan distraídos que se nos va el tiempo y olvidamos algo; o al revés, estamos TAN concentrados que perdemos de vista todo lo demás, sólo veo MI objetivo, sólo veo MI punto de vista, o mi AHORA.

A veces puede pasar con cosas de trabajo, con la farmacia o con cosas sencillas, pero la verdad lo que más me da temor, es cuando esto pasa en mi corazón, cuando pierdo dirección en mis pensamientos, en mi visión. De verdad que me encantaría que fuera tan fácil como poner un GPS al corazón que constantemente me redirija, que a pesar de que “salido de la ruta” en seguida se recalcule y redireccione sin problema alguno y me siga llevando a mi destino.

Muchos llegamos a usar nuestro corazón como única fuente de dirección pero necesitamos recordar y reconocer que el corazón es engañoso, es egoísta, es pura carne, puro impulso. Necesito permitirle a Dios dirigirlo, porque mi puro corazón se confundirá de ruta, tomará la más cómoda, la más fácil y muy probablemente una ruta que me hiera.

La buena noticia es que tenemos algo MUY parecido o hasta mejor ¿Cuál? La voz de Dios.

A lo largo de este tiempo he podido encontrar algunas maneras de mantener mi GPS bien enfocado:

1.- Busca la palabra de Dios.

Papá nos dejó un manual perfecto, un libro que si nos atrevemos a abrir dispuestos a aprender y a escucharlo, podremos encontrar dirección directita del cielo.

2.- Dios usa a mis líderes.

También habrá veces que la biblia no nos quede muy clara, somos humanos, está bien no entender ciertas cosas. Por eso hemos sido llamados a tener padres espirituales, líderes, autoridades en nuestra vida; personas en las que decidimos poner nuestra confianza y nuestra obediencia, personas a las que les damos la oportunidad de opinar sobre nuestra vida, decisiones y que sabemos que nos van a dar un consejo que a la luz del amor de Dios, nos acercará a Su palabra; muchas veces nos felicitarán, otras veces estarán para escuchar pero otras veces les tocará retarnos, decirnos algo que no nos gusta escuchar y pedirnos cosas que nos saquen de la zona de confort. Pero ¿sabes? Hay bendición en la obediencia, hay transformación cuando decidimos ir más allá y estar dispuestos a ver lo que Jesús quiere hacer en mi vida.

3.- Mi corazón necesita a Jesús.

Como mencionaba antes, nuestra fuente de dirección no puede ser sólo el corazón, necesitamos unirlo a la sabiduría de Dios, a la sabiduría de nuestros líderes; suavizar nuestro corazón que ha sido herido, que ha aprendido “a la mala” y esta endurecido; necesitamos permitir que sea Dios quien lo transforme, moldee y haga de nuevo, para que así no nos perdamos en el camino, si no que sea Jesús mismo llevándonos de la mano al propósito que creó específicamente para cada uno de nosotros.

Entonces ¿Cómo está tu GPS?

Reflejando a Jesús… Cómo un sticker en el auto cambió mi vida.

Destacado

Cuando llegué a Guadalajara tuve la bendición de no tener automóvil, porque me dio tiempo de empezar a ubicarme, conocer las calles, perderme y encontrarme de nuevo. Pasaron los meses y gracias a Dios, llegó el momento en el que ya era necesario que manejara mi auto en la ciudad.

Empecé a manejar por las calles, caminos y carreteras de Guadalajara y conocí el verdadero tráfico o por lo menos en la zona y horario en el que yo tenía que manejar, todo estaba hecho un CAOS, me tomaba una hora y media llegar a mi destino en un día normal, más si estaba lloviendo. Y pues siendo sincera con ustedes, esta mujer pecadora y desesperada, se iba manejando por el “cuarto carril” es decir POR EL ACOTAMIENTO, ese carril que dejan para emergencias únicamente. (Lo sé, que horror. Perdón).

Todo era rapidez y felicidad hasta que se me ocurrió ponerle a mi auto una “estampa”, “figurita”, “calcomanía”, “sticker” o como le llames. La calcomanía era una cruz, un símbolo de “=” y un  corazón “Cruz = Amor”.

Ahora cada vez que me metía al “cuarto carril” me sentía totalmente observada como si mi coche fuera fosforescente y gritara que lo voltearan a ver ¿Por qué? Porque ahora tenía en mi auto un “identificador” que haría que la gente pensara “UUFFF SI ESE AUTO QUE DICE CREER EN JESÚS SE COMPORTA ASÍ, NO GRACIAS. NO QUIERO”.

A partir de eso, dejé de irme al “cuarto carril”; me obligaba a pasarme al carril de alta velocidad (aunque estuviera totalmente detenido) para asegurarme de que no llegaría “sin querer” al carril de la trampa. Sinceramente fue un reto para mí, pero fue algo en lo que me sentí confrontada a ser íntegra en lo que soy, lo que creo y lo que hago. Empecé entregando mi manera de manejar pero después pude entregarle muchas más áreas de mi vida en donde Dios ha hecho maravillas también.

Ahora bien, este blog no es para juzgar a otros y empezar a pensar en CÓMO LOS DEMÁS NO SON EJEMPLO ¡NO! Es para animarnos a analizarnos a nosotros mismos; a ver la viga de nuestro propio ojo.

Analicemos, ¿Qué piensan las personas cuando nos ven? ¿Qué declaramos con nuestra boca? ¿Cómo hablamos de nuestros compañeros, amigos y familia? ¿Qué PUBLICAMOS en nuestras redes? ¿Reflejamos a Jesús?

Recordemos que al creer en Jesús, tenemos LA “calcomanía” de Jesús; somos “representantes” de Él para todos los que nos rodean; tenemos una multitud de espectadores, en nuestra familia, nuestro trabajo, en nuestras redes. (Hebreos 12:1)

¿Es nuestra vida una invitación a los demás para acercarse a ese Dios amoroso, que perdona y es incondicional?

¿Cómo son nuestras acciones y palabras? ¿Somos íntegros? ¿Usamos palabras asperas o burlonas? ¿Incitamos a pensar “si esta persona dice estar llena de amor de Dios… no lo quiero ¡next! ¡gracias!”? ¡AUCH!

Mi oración hoy es que cada uno de nosotros podamos parecernos cada día más a Jesús, poder cada día entregar nuestra imperfección y debilidad a Dios para que Él nos perfeccione a Su imagen y semejanza.

Conozco a un Jesús que ama hasta la muerte, que ama a pesar de mis acciones, que ama a pesar mis ideas, pensamientos o dudas. ¿CÓMO AMAS?

Conozco a un Jesús que me abraza en la tempestad; que me protege y muestra el camino. ¿CÓMO ABRAZAS A TU PRÓJIMO?

Conozco a un Jesús que no se burla ni hace de menos mis emociones, problemas o miedos. ¿QUÉ DICE TU BOCA SOBRE LOS DEMÁS? ¿QUÉ DICEN TUS REDES? ¿Publicas desde el amor o un corazón burlón?

Tenemos la oportunidad TODOS los días de REFLEJAR a alguien… ¿A quién decides reflejar?

¡CANTÁNDOLE AL MIEDO QUE SE VAYA!

Destacado

Cuando mi hermanita y yo éramos niñas, mis papás acostumbraban a cantarnos canciones de Cri-Cri para dormir; cada canción tenía efectos especiales increíbles, tan increíbles que mi hermanita empezó a tenerle miedo a las brujas (había una canción que hablaba de brujas). En consecuencia mi papá tuvo que inventar una especie de canto ahuyenta brujas que incluía un baile tipo ritual apache que TENÍA que cantar/bailar cada noche para que ella pudiera dormir a gusto.

En estos días en los que las noticias que bombardean la mente, las redes sociales que dividen y el futuro que parece incierto, resulta casi imposible no sentir miedo, no sentir incertidumbre de lo que viene. Y no sé tú, pero en lo personal me he descubierto preocupada, llena de miedo y pensando lo peor.

Me he propuesto identificar cuando estoy subiéndome al “tren del miedo” porque de verdad a veces voy a máxima velocidad pensando en las miles de posibilidades horribles que pudieran pasar; necesito identificar esos momentos y bajarme del tren de golpe para empezar a recordar en quién tengo mi Esperanza, de recordarme que NO FUI DISEÑADA para vivir con miedo; que NO FUI CREADA para vivir pensando lo peor del futuro, ni de mí, ni de nadie.

Pienso en mi papá, que sin importar lo ridículo de nuestros miedos, se “rebajó” a bailar como apache casi todas las noches simplemente para darnos seguridad (y para que los dejáramos dormir en paz seguramente jeje). Si eso hacía mi papá aquí en la tierra, CUÁNTO MÁS PODRÁ HACER MI PADRE DEL CIELO, mi creador, mi primer amor, mi diseñador para darme seguridad.

Parafraseo una promesa que está en el libro de la sabiduría; promesa de la que me he estado aferrando  “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor”. (1 Juan 4:17-18* NVI).

Este blog es para animarme y animarte a siempre recordar que Dios es fiel, que tiene cuidado de nosotros, que dirige nuestros pasos y nos ama intensamente; que es un Dios que no se rinde, ni de cansa de nosotros y que a pesar de que tengamos momentos de debilidad en los que nos dejamos llevar por el temor, Él sigue estando ahí con los brazos extendidos para dejarnos caer en ellos.

El enemigo quiere dividir nuestro corazón, quiere llenarnos de incertidumbre y hacernos sentir separados del Dios, de Su amor y Su protección; la buena noticia es que Jesús aun sabiendo nuestras fallas, decidió amarnos más allá, dar su vida por nosotros, vencer a la muerte y pagar por nuestro pecado. AHORA EL CHEQUE ESTÁ EN BLANCO, mis errores han sido saldados y aunque a veces yo tema, está Su cruz que me recuerda que NO FUE EN VANO, que Él me ama y quiere lo mejor para mí, que me diseñó con un propósito y que nada podrá separarme de Su amor.

Así que aquí te dejo dos canciones “anti-brujas” que puedes cantar si sientes miedo; te animo a bajarte del tren y cantarle a tu alma que Él está contigo y que Él YA VENCIÓ.

Entre las llamas – Twice https://www.youtube.com/watch?v=SqMFpM9DNYQ

Ya no soy esclavo – Aliento Feat. Julio Melgar https://www.youtube.com/watch?v=-7Hd0k9PwAo

HAY TIEMPO PARA TODO

Destacado

Estos meses me he descubierto queriendo vivir por adelantado. ¿A qué me refiero? Me he descubierto queriendo saltarme etapas, darle NEXT a la etapa que me toca vivir y anhelando que termine lo antes posible para saltar gustosa a la siguiente.

Deja te pongo en contexto, mi esposo y yo estamos esperando una bebé, y no, no te adelantes, no quiero saltarme la etapa hasta que cumpla 18 años jaja pero supimos que estábamos embarazados en las primeritas semanas de embarazo y sí, nos llenamos de alegría PERO al enterarnos tan temprano ni siquiera tenía síntomas aún y ahí empezó todo:

Mi queja era: ¡Ay Dios! ¡Que chafa! ¡Ni me siento embarazada! ¡No tengo síntomas! ¿Así cómo me emociono?

Dos semanas después ¡Tómala! Aquí te van las náuseas, vómitos y dolores de cabeza a todas horas; tanto que el promedio de tiempo de nauseas son los primeros tres meses… ¡¡yo seguí vomitando hasta los 4 meses y medio!!!

Mi queja era: ¡Ay Dios! Ya aprendí mi lección, ya quítame estos síntomas. Voy a disfrutar cada etapa lo prometo.

Se me van las náuseas a los 4.5 meses. ¡ALELUYA! Peeeero sigo siendo víctima de vivir por adelantado, mi queja ha evolucionado: ¡Ay Dios! ¡Ya que me crezca la panza, ahorita parece panza de gorda pero no de embarazo!

Ahora que me va creciendo la pancita, la estoy disfrutando pero mi problema vuelve a presentarse; mi queja ha evolucionado nuevamente ¡Ya! ¡Quiero sentir que patee o que se mueva o algo!

¿Y sabes? Estoy viendo mi queja futura: ¡Ay Dios! Esta bebé se mueve mucho y no me deja dormir ¡No deja de patear!

JAJA me imagino a Dios diciendo: LEONOR ¿PORQUÉ ERES ASÍ?

¿Cuántas veces no nos pasa así? Estamos orando, pidiendo y esperando algo en especial y cuando llega, nos ponemos emocionamos pero UPS, llega la queja y colocamos nuestra mirada en el siguiente anhelo, y no, no está NADA mal soñar y saber que podemos esperar siempre mejores cosas con Dios. PERO la diferencia está en el ¿CÓMO ESTOY ESPERANDO POR ESA SIGUIENTE BENDICIÓN?

Este post es para animarte a poder soñar y confiar en que mejores cosas vienen a tu vida, que Dios puede darte eso y cosas mejores de las que te imaginas. Pero también quiero animarte a AGRADECER cuando llegue eso que anhelabas y SEGUIR agradecido, SEGUIR DISFRUTANDO la etapa o el proceso que ahora te toca vivir.

El título del blog viene de una regla que enseñamos los domingos a los niños de la iglesia: HAY TIEMPO PARA TODO. (Eclesiastés 3) https://www.biblegateway.com/passage/?search=Eclesiast%C3%A9s+3%3A1-15&version=RVR1960.

¡Qué importante es poder entender que para todo hay un tiempo establecido!

Tal vez ahorita quiero correr, pero ahora me toca caminar.

Tal vez ahorita quieres una relación de noviazgo, pero ahora toca trabajar en tu relación con Dios.

Tal vez ahorita quieres terminar ese proceso duro y doloroso que estás pasando, pero ahora toca sanar y aprender a confiar en Dios, conocerlo como tu restaurador.

Yo no soy la persona correcta para decidir «qué toca” ahorita, pero sólo sé que Dios me está llamando a encontrar gozo en lo que HOY Él ha puesto en mis manos,  para que así pueda multiplicarlo y pueda disfrutar más y mejor cuando Él derrame la siguiente bendición sobre nosotros.

Y tú ¿de qué te estás quejando hoy? ¿Qué necesitas empezar a agradecer? ¿Qué vas a empezar a soñar?

El fin de tus miedos.

Destacado

Después de un buen mes de vacaciones, descanso y buenas noticias, al fin regresamos a escribir un poquito; y como siempre, las historias me enseñan mucho, así que aquí les va una:

Cuenta la leyenda urbana que en un pueblo del País Vasco hubo una bomba que llegó a tierra pero nunca estalló. La bomba quedó incrustada en el medio de la plaza central del pequeño poblado. Los pobladores sorprendidos y asustados no se animaron a moverla, y mucho menos desarmarla. Allí permaneció años durante el gobierno de Franco como un símbolo aleccionador. Representaba la muerte, el poder del régimen y el castigo a quien se revelara.

Un día de primavera, por la mañana, Julen se cansó del detalle del paisaje que arruinaba la plaza. Buscó herramientas, pidió ayuda que no encontró, y se decidió a desarmar y quitar el artefacto. Las primeras horas trabajó solo, ante la mirada lejana de sus coterráneos. Para el mediodía ya contaba con la ayuda de sus amigos, pues si de algo hay que morir, que sea junto a los amigos. Para la media tarde todo el pueblo estaba en la plaza, expectante y colaborando como pudiera.

Antes del anochecer la habían desarmado, subido a una carreta, y decidido que la iban a llevar al pueblo vecino, donde se encontraba la sede municipal de la región. Pero lo interesante de la historia fue lo que encontraron dentro de la ojiva, es decir, la punta o cabeza de la bomba; la parte que viaja del lado de abajo cuando una bomba es lanzada y posee el detonador. Allí, junto a cables y piezas de metal, hallaron un papel manuscrito que contenía solo unas pocas palabras. Pensaron que tal vez indicara el lugar donde fue hecha, sus componentes, o algunas instrucciones de uso, pero de todos modos despertó la curiosidad del pueblo.

Claramente no era en vasco, en castellano, ni en inglés. Era aparentemente alemán. En el pueblo, había una sola persona que podía llegar a descifrar la escritura: Mirentxu, quien de pequeña, por el trabajo de su padre había estado algunos años en Hamburgo. Mirentxu naturalmente estaba en la plaza. Fue solicitada y tomó el papel. Se tomó algunos segundos, que no fueron más de medio minuto. Ordenó en su mente las palabras, la gramática, y para cortar con el suspenso dijo mirando a todos sus vecinos (que al mismo tiempo la miraban en silencio): “Salud. De un obrero alemán que no mata trabajadores”.

Nadie se movió de la plaza las siguientes horas. Discutieron, hicieron conjeturas, e interpretaron de mil maneras el manuscrito.

Finalmente, antes de la media noche, por unanimidad el pueblo decidió que la bomba no se iría, incluso, volvería a su lugar. A partir de ese momento la bomba en la plaza comenzó a simbolizar la resistencia, el fin del miedo, y el poder de un pueblo con conciencia de clase. Todo ello como regalo de un obrero alemán que, en medio de la dictadura nazi, se jugó la piel, y dejó claro que ni el miedo, ni el régimen lo iban a poder hacer matar trabajadores.

De Andrés Delgado.

Creo que todos alguna vez hemos podido vivir algo que resulta ser como “una bomba intocable” en nuestra vida, un recuerdo, una idea, miedo al futuro, alguna enfermedad, tú sabes. Algo que realmente queremos olvidar, borrar de nuestra mente y hacer como si no hubiera pasado nada y sí puede ser fácil “vivir como si nada” pero si somos sinceros, también se convierte en nuestra brújula; empieza a dirigir nuestro camino y nuestras decisiones.

Alguna vez en mi vida he sido como este pueblo, un pueblo asustado que vive con el recordatorio de su vulnerabilidad diaria, que vive asustado/preocupado por ESO que me incomoda de mi pasado o tal vez algún miedo futuro.

La buena noticia es que en mi vida, llegó ese personaje como “Julen” pero en mi vida, se llamó Jesús. Él es quien ha sido el valiente amante de mi alma que se ha adentrado en ella y ha empezado a desarmar esas “bombas” con las que vivía. Él ha sido el que amándome tanto, loco por darme la vida para la que me creó, ha ido removiendo, limpiando y ordenando mi corazón y mi alma.

No sé qué situación mantenga tu corazón afligido, no sé qué miedos te estén atando, pero este blog es para recordarte que así como conmigo, Jesús es amante de TU ALMA, que Él está junto a ti, anhelando que abras la puerta a tu corazón y tu vida, para que Él y Su amor traigan paz a tu alma, traigan esperanza a tu vida y un propósito más grande del que pensabas que podías lograr jamás.

Lo que más me gustó es el final de la historia, porque me recuerda cómo Dios actúa. Aún de las situaciones que estaban preparadas para destruirte (como la bomba) Él puede hacerlas obrar para bien. Porque ahora esa bomba que a pesar de haber sido causante de terror, ahora no sólo es inofensiva porque Jesús la “desarmó”, ahora, es fuente de valor, ahora es el recordatorio perfecto de que Dios es fiel, de que con Dios tenemos esperanza, de que Dios tiene un propósito para ti y que ahora eres llamado a vivir libre y sin temor.

¡Oye! pero ¿cómo te atreves a decir que ESTA situación que me ha atormentado por años puede tener algo de bueno? Si seguimos la analogía de esta historia; me encanta imaginarme como un pueblo vulnerable pero que reconoce su necesidad de “Julen”, de Jesús. Me gusta imaginarme llevando la “bomba” de mi mente a Jesús, para que Él como ingeniero de la creación, desarme toda mentira en mi mente, toda herida en mi corazón y me llene de amor, fuerzas y valentía para ver cómo esta bomba, ahora es mi estandarte; de cómo de esa situación que nadie podría que saldría adelante, ÉL ME SALVÓ.

¿Estás listo para entregarle tu bomba?

La rana y el agua hirviendo

Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo. Inmediatamente, saltó para salir y escapar de ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo en la olla. 

Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. Una rana saltó dentro y nadó tranquila por el agua de la olla. Estaba feliz en esa piscina improvisada. 

Lo que la rana no sabía, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que al poco tiempo, el agua fría se transformó en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía, nadando plácidamente en ella. Sin embargo, poco a poco, el agua fue subiendo de temperatura; tanto que llegó a estar tan caliente que la rana hervida. Ella, sin embargo, no se dió cuenta, ya que el calor aumentó de forma gradual y se fué acostumbrando a él. 

Creo que a veces nos pasa lo mismo en la vida, alguna vez nos ha tocado ser alguna de las dos ranas. A  veces somos la ranita saltando por el camino, sana, sabia y alerta que cuando llega una situación que no es correcta o no va con lo que Dios tiene preparado o pensado para ella y puede identificarlo inmediatamente y saltar fuera de la olla, huyendo de ese calor, huyendo del pecado, del miedo, de las dudas, quien sabe, tu ponle nombre a la situación.

Pero a veces somos la otra ranita, tal vez un poco más despistada, con los oídos un poco desafinados a la voz de Dios, con los ojos perdidos en lo que brilla (porque no todo lo que brilla es oro) y una ranita un poco más enfocada en sí misma y no en EL propósito. Y así poquito a poquito, sin darnos cuenta, vamos saltando de un camino a otro; al fin y al cabo, ¿Qué tanto es tantito? Y vamos saltito a saltito alejándonos de Papá, saltito a saltito acostumbrándonos al agua que sin darnos cuenta va a empezar a quemarnos.

¿Sabes? No debemos de temer al enemigo, pero no debemos de olvidar que él es ingenioso y que se disfraza de cosas “insignificantes” e “inofensivas” para que des pequeños pasos hacia él, como la segunda ranita, para que nos sintamos bien y sin miedo; se disfraza de un pensamiento constante, de un café “amistoso”, de una probadita, de una mentirita “piadosa”, un mensajito, “no´mas” un meme, una conversación “inofensiva” que terminas borrando “no tiene nada de malo pero pues BORRAR HISTORIAL”.

 Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. (Santiago 4:7 NVI)

Dios nos enseña a resistir el mal y el mal huirá de nosotros. Si seguimos con el ejemplo de las ranitas, no significa que tenemos que quedarnos en el agua hirviendo y resistir de forma masoquista el dolor; habla de saltar de la olla, salir, huír de ella, en donde el mal no podrá hacernos daño.

El blog de hoy, no es para hacernos sentir mal por alguna vez haber sido la segunda ranita. Al contrario, es para animarnos a ser la primera ranita; para animarnos a afinar nuestros oídos, a ajustar la mirada al lugar correcto, a dirigir nuestros “saltos”, a identificar motivaciones y redirigirnos a Jesús, quien sin duda, nos llevará a una vida mucho mejor de la que nosotros mismos podríamos decidir.

Así que empezando de cero ¿A quién quieres dirigir tus pasos?

SUÉLTALO… APRENDIENDO A CONFIAR

Destacado

Esta es una de mis historias favoritas, seguramente muy drástica pero muy retadora para mi.

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar una altísima montaña, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, y oscureció.

La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se resbaló y se desplomó por el aire, cayendo a velocidad vertiginosa.

El alpinista solo podía ver veloces manchas oscuras y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo… y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan gratos de su vida.

Pensaba en la cercanía de la muerte, sin embargo, de repente, sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.

En ese momento de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que gritar: ¡¡AYÚDAME DIOS MÍO!!

De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó: ¿Qué quieres que haga?

– Sálvame, Dios mío

– ¿Realmente crees que yo te pueda salvar?

– Por supuesto Señor

– Entonces corta la cuerda que te sostiene.

Hubo un momento de silencio.; el hombre se aferró más aún a la cuerda.

Cuenta el equipo de rescate, que al otro día encontraron al alpinista sin vida colgando, congelado, agarradas sus manos fuertemente a la cuerda… A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO.

¡Uff! Yo sé que la historia está dramática y drástica, tal vez algo predecible pero ¿Cuántas veces nos pasa eso? Pedimos dirección, consejo, un abrazo de Dios, paz, confianza, salud, fe, yo no sé!  Y a la hora de SOLTAR y CONFIAR en Dios, preferimos agarrarnos más fuerte a lo que tenemos en las manos porque “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

¡Oye! ¡Pero somos hijos de Dios en Cristo Jesús! ¡Tenemos esperanza! Podemos confiar que si soltamos aquello que nos está doliendo, que nos está costando, que nos está lastimando, si se lo soltamos a Dios y lo entregamos a sus pies dispuestos a seguir SU dirección, déjame decirte fuerte y claro VAMOS A ESTAR BIEN.

A veces necesitamos repetirnos a nosotros mismos las promesas de Dios fuertes y claras; grabárnoslas y tatuarlas en el corazón; para que cuando llegue el momento de querer SOLTAR podamos hacerlo confiados en que Jesús es tu pastor y nada te faltará.

Así que… ¿Vas a soltar TUS fuerzas y AFERRARTE a Él?